Buen martes a todos,
Esta semana se cumplirán nueve meses desde que comencé a subir mapas a la web Mapas Milhaud, desligándome de una vez por todas de las redes sociales para guardar y comentar los muchos mapas con los que me he ido topando a lo largo de los años.
Cada semana, desde que comenzó esta nueva aventura, he publicado un mapa antiguo de distintas regiones y provincias de España, todos ellos publicados por Tomás López de Vargas Machuca durante la segunda mitad del siglo XVIII. Esta semana pasada subí el último mapa de la serie y ahora es el momento de hablar un poco más en detalle de Tomás López y su Atlas Geográfico de España.
Tomás López, el Marqués de la Ensenada y su primer atlas
Tal y como detalla su biografía en la web de la Real Academia de Historia, Tomás López de Vargas Machua fue un geógrafo real, cartógrafo, editor y grabador de mapas del siglo XVIII. Comenzó sus estudios en matemáticas en el Colegio Imperial de Madrid, donde estuvo entre 1749 y 1751. Su excelencia le sirvió para que el mismísimo marqués de la Ensenada le enviara a París para perfeccionar sus aptitudes cartográficas, mediante el estudio de geografía, para así poder trabajar en el levantamiento del mapa de España.
La realidad es que el marqués de la Ensenada, en su cargo de secretario de Hacienda, ya había tenido un primer intento de cartografiar a todo detalle gran parte de España. La idea original del Catastro de Ensenada, tenía como objetivo averiguar los habitantes, sus propiedades, su ganado, sus oficios, sus rentas, los edificios e incluso los detalles geográficos de cada una de las 15.000 localidades de la Corona de Castilla. Como trasfondo, este censo tenía un objetivo fundamentalmente económico, ya que buscaba tasar de una forma más eficaz a los habitantes de la Corona de Castilla. Por esto mismo, el Catastro de Ensenada no tuvo en ningún momento interés alguno en la Corona de Aragón, las provincias vascas, Navarra o las islas Canarias.
La falta de expertos, el dinero limitado y la urgencia de la tarea para poder mejorar el sistema de impuestos, llevó a que toda la parte relacionada con el levantamiento topográfico quedase en el limbo. Con ello, la gran tarea encomendada a Tomás López perdió el apoyo institucional, pero su interés por cartografiar España se mantuvo, tal y como muestra su primer atlas de España, publicado en 1757, cuando tenía 26 años.
No se trata de un mal atlas, pero se puede apreciar con claridad la falta de detalles. Tomás López aún se encontraba en París cuando publicó este atlas y le faltaban mucha información para poder lograr un trabajo más elaborado. La realidad es que muchas regiones de España jamás habían sido cartografiadas al detalle, por lo que todo trabajo basándose en fuentes previas no podía ser fructífero. Tomás López necesitaba acometer un minucioso trabajo de campo si quería publicar un atlas de España que aportase un valor real.
Cuatro décadas recorriendo España para cartografiarla
En 1760, Tomás López regresó a España y ocupó un puesto como profesor en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Sin que existiera un interés de la administración por cartografiar España, Tomás López lo convirtió en su proyecto personal y comenzó a recopilar mapas locales que le permitieran realizar el primer levantamiento detallado de España. Tan solo un año después de su vuelta a España, en 1761, publicó los tres primeros mapas que abarcaban el reino de Córdoba, el reino de Jaén y el reino de Granada.
A pesar de su intento por mejorar el nivel de detalle, estos primeros mapas carecían de mucha información. Si bien había muchos mapas manuscritos de distintas regiones y comarcas, gran parte de la información estaba incompleta o era directamente errónea. Si quería que su trabajo fuese realmente admirable, necesitaba ser más minucioso y eso únicamente se podía lograr si empezaba a recorrer España y se entrevistaba con las distintas autoridades locales, para así recopilar datos de campo de primera mano. Ese trabajo poco a poco comenzó a dar su fruto, como se puede ver en algunos de los mapas que publicó a lo largo de la década de los años 1770.
En los años siguientes, continuó con las provincias más complicadas, aquellas de las que apenas existía información precisa. Además, también revisitó algunos de sus primeros mapas con el fin de incluir un nivel de detalle que estuviera acorde con todo lo que había aprendido a lo largo de sus dos décadas realizando mapas de España. Una muestra evidente de lo minucioso que fue su trabajo se encuentra en el volumen de texto que aparece en sus mapas a partir de 1779. En ese texto explica qué personal eclesiástico o gubernamental colaboró aportando mapas o información para la realización del levantamiento.
Leyendo detenidamente los textos, se puede apreciar el honesto agradecimiento que Tomás López dejó por escrito a todos aquellos que le ayudaron en su compleja hazaña. Quizá la mejor evidencia de esto la encontramos en su mapa de la provincia de León, publicado en 1986. En el texto que lo acompaña, en la parte final, se puede apreciar su frustración ante la falta de manuscritos que fueran de ayuda y cómo todo aquel a quien pidió ayuda hizo sordas las reiteradas súplicas que se les hizo. Aquí tenéis el fragmento por si queréis leerlo. Es muy tierno, a la par que curioso.
La compilación de los mapas y la publicación del atlas
En 1795, Manuel de Godoy solicitó a Tomás López la creación del Gabinete Geográfico de la Secretaría de Estado, con el fin de reunir los mejores mapas del Reino de España. Tomás López tomó la ayuda de sus hijos, Juan y Tomás Mauricio, y se embarcó en la recreación de los mapas que faltaban para completar el levantamiento topográfico de España. En 1795 se publicó la revisión del mapa del Reino de Granada, dos años más tarde el del Reino de Córdoba y, por último, en 1798, el de la Provincia de Extremadura. A continuación os dejo el nuevo mapa de Córdoba, publicado 36 años después de su primera versión (que podéis ver más arriba), para que los comparéis.
Los últimos cuatro años de su vida, Tomás López los empleó en completar el mapa general de España, que debía acompañar al atlas con toda la información obtenida a lo largo de 41 años. Este se publicó finalmente en 1802, el mismo año de su fallecimiento, y con él se completó su obra.
Los hijos de Tomás López, con la ayuda de coleccionistas particulares, recopilaron todo el trabajo de su padre y todo ello fue impreso en 1804 como el Atlas Geográfico de España. La obra de Tomás López mejoró de forma notable el conocimiento geográfico de España, pero debido a su falta de rigor en las medidas, no tuvo valor para cubrir las necesidades de la cartografía científica. De hecho, las falta de exactitud en la situación de accidentes geográficos y la distancia entre localidades fue tal que sus mapas no tuvieron la utilidad esperada durante la Guerra de Independencia. A pesar de todo, los mapas de Tomás López tuvieron una gran influencia en los trabajos posteriores y fueron una fuente utilizada por múltiples cartógrafos europeos, como es el caso del alemán Franz Ludwig Güssefeld, en su obra de 1806, Atlas von Spanien.
En la actualidad, existen varias copias del atlas distribuidas por diferentes bibliotecas nacionales e internacionales. Todos los mapas que he empleado en esta newsletter y que he subido a Mapas Milhaud están tomados de la copia de la colección cartográfica de David Rumsey. La razón es que en la digitalización se ha llevado a cabo la composición de los mapas que estaban distribuidos en varias hojas, lo que facilita apreciar la obra completa. Otras copias interesantes y que se pueden consultar online se encuentran en la Biblioteca Nacional de España y en la Cartoteca del Instituto Geográfico Nacional.
En la web he colgado los 36 mapas detallados de provincias y regiones, así como el mapa del Reino de Portugal y el mapa General de España. Todos ellos van acompañados de algunos detalles sobre la administración territorial en el siglo XVIII, antes de la reorganización de Juan de Burgos de 1833. Aquí os dejo el listado completo por si queréis pasar un rato leyendo sobre ellos:
Castilla la Nueva:
Castilla la Vieja:
Reino de León:
Andalucía:
Sí, me consta que hoy me he extendido más de la cuenta, pero este atlas me fascina particularmente. A pesar de no tener esa validez científica, sí que es el primero que pone en un mapa general muchas localidades que hasta este momento habían sido ignoradas por completo. Muchos de esos lugares ya han desaparecido o han sido totalmente absorbidos por municipios más grandes. Para mí, es una de las mejores maneras de adentrarse en el pasado de España, pero no un pasado de grandes nombres e importantes eventos, sino la historia de millones de ciudadanos comunes que poblaron las tierras de la Península Ibérica hace más de dos siglos.
En verdad te ha quedado corto el post de hoy.
Podrias haber comentado tambien las diferencias entre las provincias y comunidades autonomas actuales y el mapa de Tomas Lopez