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Buen jueves a todos,
Titanic me pilló con apenas 15 años. Fui a ver la película al cine y no puedo decir que fuera una historia que me marcase, más allá de lo larga que era. Las películas de desastres eran muy populares por aquella época1 y, en parte, esta me parecía simplemente una película más en esa línea. Sí, los actores eran buenos, los eventos históricos parecían relatados de forma más o menos fiel, y la historia de amor tenía su encanto. Pero para mi yo de aquel entonces, era tan solo otra película de desastres.

Con el tiempo, volví a adentrarme en la historia del Titanic en varias ocasiones, aunque desde un punto de vista más histórico. Sobre la importancia que tuvieron los viajes transoceánicos a comienzos del siglo XX, y las particularidades del Titanic en sí. Incluso hace unos años estuve leyendo sobre cómo llegó hasta esas latitudes un iceberg de ese tamaño, y la historia desde el otro punto de vista. El del viaje final de un iceberg que se había desprendido de un casquete polar.
Y esa es precisamente la historia que os traigo hoy.
El viaje
Todo comenzó el 10 de abril de 1912, cuando el RMS Titanic comenzó su viaje inaugural hacia Nueva York. Un total de 1317 pasajeros contaban con el servicio de una tripulación de 907 personas, aunque la gran mayoría de esa tripulación estaba dedicada de pleno a los 324 pasajeros que viajaban en primera clase. Se trataba del mayor transatlántico de la época, pero también el más lujoso, lo que hizo que en el viajaran algunas personalidades relevantes de la época2.
La partida fue un acontecimiento importante en Southampton, tanto por lo impresionante del barco, como por la promesa de que era un diseño innovador que hacía que el barco fuera insumergible3. Poco se suele comentar, pero justo después de zarpar, a las 12:15 del mediodía, la succión provocada por el casco del Titanic hizo que otro barco, el SS City of New York, se acercara peligrosamente al Titanic. No hubo colisión como tal, pero el incidente hizo que la partida se retrasara una hora.
El viaje comenzaba regular; aun así, nada quitó el entusiasmo. Al menos el entusiasmo de los más ricos que iban en el barco.

Desde Southampton, al sur de Inglaterra, el Titanic se dirigió a Cherburgo, en la costa francesa, y de ahí a Queenstown, en Irlanda. Las paradas tenían la única intención de recoger pasajeros, en Cherburgo, a múltiples pasajeros de primera clase de Europa continental, mientras que en Queenstown fueron principalmente pasajeros de tercera clase con intención de perseguir su particular sueño americano.
La travesía estaba planificada con una duración de seis días desde la salida de Queenstown, el 11 de abril por la mañana. Todo el viaje fue sin problemas hasta la noche del 14 al 15 de abril. Poco antes de medianoche, aconteció lo impensable: un gran bloque de hielo chocaba contra estribor, provocando el comienzo de una gran catástrofe4.

Tan solo 710 personas consiguieron sobrevivir5. Fueron más de 1500 personas las que terminaron sus días congeladas en las frías aguas del Atlántico Norte. Aquel barco insumergible terminó su viaje en el fondo del mar, mientras que el gran bloque de hielo continuó su camino. ¿Pero hacia dónde se dirigía?
¿De dónde vienen los icebergs del Atlántico Norte?
Estos grandes bloques de hielo, conocidos como icebergs6, son relativamente comunes en el Atlántico Norte. De hecho, según la International Ice Patrol, en los últimos cien años una media de 479 icebergs llegaron a las aguas del Atlántico Norte7. A pesar de la media, la variabilidad anual es extraordinaria. En el año 1984 se registraron más de 2.200 icebergs surcando las aguas del Atlántico Norte. Por el contrario, en los años 1966 y 2006 ni uno solo fue localizado.
El origen de todos estos icebergs que terminan surcando las aguas del Atlántico Norte es semejante. Su historia comienza unos tres milenios atrás, con nieve caída sobre la superficie de Groenlandia. A lo largo de las décadas, nevada tras nevada, la nieve se va sometiendo a la compresión por peso hasta convertirse en un denso hielo, parte de un glaciar8.
A lo largo de los siglos, ese hielo de los glaciares se va desplazando lentamente hasta llegar el desprendimiento de hielo que lo convierta en un iceberg. En el caso de nuestro iceberg, esto seguramente ocurrió hacia 1910. Inició su viaje en las aguas de la bahía de Baffin, de ahí se desplazó a través del estrecho de Davis9 al mar del Labrador y, de ahí, al océano Atlántico. No es algo aproximado; son las normas que marcan las corrientes marinas.

Al margen de lo fuerte que sople el viento, los icebergs siempre se mueven con la corriente marina, lo que tiene sentido si pensamos que en torno a un 87 % del iceberg se encuentra bajo el agua. Esto es lo que nos permite saber cuál es el origen del iceberg que surcaba las aguas de Terranova en el fatídico día del hundimiento del Titanic, así como cualquier otro iceberg que surcó esas mismas aguas años antes y años después.
¿Dónde fue a parar el iceberg del Titanic?
Los icebergs no disponen de GPS o ningún otro tipo de sistema de posicionamiento. Ni lo tienen en 2025, ni tampoco lo tenían en 1912. Los pasajeros y tripulantes del Titanic estaban demasiado ocupados intentando salvarse o emitiendo señales de socorro como para andar tomando fotografías del evento histórico. Aun así, tenemos testimonios que describen el iceberg con un tamaño de 15 a 30 metros de alto y de 60 a 120 metros de largo.
En la mañana del 15 de abril de 1912, el navío SS Prinz Adalbert pasaba a pocos kilómetros del lugar de la catástrofe. Sin saber lo que había acontecido la noche de antes, un oficial del barco avistó un iceberg, con la gran peculiaridad de que tenía una gran marca roja en su base. Esto indicaba que el iceberg podría haber colisionado con algún barco pocas horas antes.

O al menos esa es la historia que se suele contar sobre esta fotografía, pero la realidad parece ser mucho más complicada. Se suele cuestionar que es prácticamente imposible que algún barco que navegase por esas aguas no estuviera al tanto de lo que había sucedido, ya que múltiples barcos se aproximaron a la zona tras los mensajes de auxilio para intentar encontrar supervivientes y, en su defecto, rescatar los cuerpos de los fallecidos.
También se pone en duda la forma de este iceberg, puesto que no se corresponde con los relatos de los supervivientes. Algunos de ellos afirmaban que el iceberg se parecía mucho al peñón de Gibraltar y uno de los supervivientes, Joseph Scarrott, dejó esa forma plasmada en un dibujo.

En los días posteriores se hicieron muchas otras fotografías de distintos icebergs en el Atlántico Norte, muchas de ellas afirmando que inmortalizaban el iceberg que había hundido al Titanic10. Pero la realidad es que no podemos tener certeza de que ninguno de ellos fuera ese iceberg en concreto, ya que las estimaciones hablan de que aquel abril de 1912 pudieron surcar esas aguas hasta 400 icebergs.
Aunque no sepamos si realmente tenemos una fotografía del iceberg, sí que sabemos que, dado su tamaño, continuó su rumbo marcado por las corrientes marinas. A pesar de que el mar estaba frío la noche del hundimiento, estaba demasiado caliente para la supervivencia de un iceberg. El iceberg del Titanic continuaría su rumbo junto a la costa de Terranova hasta encontrarse con la corriente del Golfo.
La corriente del Golfo está caracterizada por su elevada temperatura. Seguramente el iceberg del Titanic se topó con esta corriente y se vio empujado hacia la parte central del Atlántico Norte, por donde vagaría algún mes más. Lo más probable es que antes de que finalizase el 1912, el iceberg se fundiese para siempre con el mar.
En 1996 habían llegado a los cines películas como Pánico en el túnel y Twister. En el año de Titanic, también lo hicieron Un pueblo llamado Dante’s Peak y Volcano. El año siguiente, 1998, fue el momento de Armageddon y Deep Impact.
Por poner algún ejemplo, entre los pasajeros se encontraba Isidor Straus, cofundador de Macy’s; John Jacob Astor IV, una de las personas más ricas del mundo en aquel momento, o Benjamin Guggenheim, un miembro de la famosa familia Guggenheim (sí, la de los museos).
Aparecía como tal y en los folletos promocionales, en los que se detallaba su diseño estanco.
No me voy a meter en excesivos detalles, porque se ha hablado de esto hasta la saciedad. Pero un libro que se suele recomendar para entender la catástrofe en sí es Farewell, Titanic: Her Final Legacy
La clase en la que se viajaba sí que fue importante. MUY importante. Un 62 % de los pasajeros de primera clase sobrevivieron, mientras que únicamente lo hicieron el 25 % de los pasajeros de tercera clase y el 23 % de los miembros de la tripulación.
La palabra iceberg proviene del neerlandés medio ijsberg, literalmente montaña de hielo
Se estima que entre 15.000 y 30.000 icebergs se desprenden cada año de las costas de Groenlandia, pero poco más de un 1 % llega al Atlántico Norte.
Por supuesto, la gran parte de la nieve caída en Groenlandia pasa a formar parte de la gran capa de hielo. La nieve caída allí no se convertirá en icebergs, al menos no a corto plazo.
Este estrecho toma el nombre de John Davis, un gran explorador del ártico. Sobre estos exploradores, un gran libro que podéis leer es 500 años de frío de Javier Peláez.
Por dejaros algunos ejemplos: la fotografía desde el Bremen, la fotografía desde el Birma, la fotografía desde el Minia…
Qué interesante esta perspectiva. Al mencionar el Titanic no he podido evitar pensar en mi publicación/podcast sobre el violín y la sal… hay que ver cómo en torno a un mismo hecho se pueden ofrecer mil lecturas distintas e interesantes. Incluso aunque haya casos como este sobre el que falten pocas cosas por decir.
Tu si que sabes... Tanto hielo, incluso me he refrescado un poco leyendo ^_^