La formación y desaparición de la Gran Colombia
Newsletter #158 – 2025/11/15
Buen sábado a todos,
De todos los años que llevo compartiendo mapas, uno de los que más ha llamado la atención es, de largo, este mapa.

Se trata de un mapa que muestra la administración territorial que tenía la Gran Colombia hacia el año 1824, aunque fue publicado dentro de un atlas geográfico e histórico de Colombia en 18891. En él se pueden ver los doce departamentos que conformaban este estado que existió a comienzos del siglo XIX en Sudamérica, poco después de la independencia de las colonias americanas del Imperio español.
En España, este mapa suele llamar la atención por el poco conocimiento que tenemos, en general, de lo complejo que fue el proceso de independencia de las colonias americanas. Al otro lado del charco, en América, suele llamar la atención por percibirse como una época en la que la unión de los pueblos pudo haber creado un estado más relevante en la geopolítica internacional.
La historia fue la que fue. Hoy tan solo os quiero traer una breve historia de cómo se formó este estado y cómo desapareció.
Los territorios del Imperio español en América
La llegada de Colón supuso el descubrimiento de un nuevo continente para los europeos2, y desató una carrera por hacerse con el poder en ese vasto territorio. Tanto las enfermedades como las campañas de exploración y conquista fueron especialmente favorables para la Monarquía Hispánica. En un par de siglos, consiguieron asentarse en la mayor parte de Sudamérica y Norteamérica, con un imperio colonial de tamaño inigualable por ninguna otra potencia de la época.
Aunque pueda sorprender, no hay consenso entre académicos sobre el territorio exacto que ocupó el Imperio español en América. Con una mentalidad actual, parece que las fronteras y divisiones entre distintos territorios son algo firme y no discutible3, pero la realidad era mucho más compleja. Había territorios que se comportaban como parte de España, otros que simplemente eran posesiones del rey de España, o directamente de algunos de los herederos.
Obviando esa complejidad, el imperio colonial de España en América hacia el año 1800 tenía más o menos esta pinta.

Simplificando mucho, el territorio español en América se dividía en cuatro virreinatos (Nueva España, Nueva Granada, Perú y Río de la Plata) y cuatro capitanías (Cuba, Guatemala, Venezuela y Chile). La gran diferencia que existía entre capitanías y virreinatos era el interés que tenía el territorio para el Imperio español. Los virreinatos buscaban la promoción económica del territorio, centrándose en actividades políticas y administrativas. Por su parte, las capitanías tenían un carácter más militar, ya fuera por ser territorios con un interés para otras potencias coloniales, o por ser un lugar donde los piratas actuasen de forma habitual.
A finales del siglo XVIII, el mundo comenzó a cambiar. La Revolución de las Trece Colonias y la Revolución Francesa marcaron un punto de inflexión. Una sirvió como hecho de referencia para todos los pueblos sometidos a las potencias imperialistas; la otra, para atisbar una forma de gobierno más allá de las monarquías hereditarias.
En el caso concreto del Imperio español, mantener el control de las colonias americanas cada vez comenzó a ser menos rentable. El aumento de los actos piratas y los continuos enfrentamientos con los británicos provocaron que cada vez hubiera menos comercio entre América y la metrópoli, diezmando notablemente los ingresos de la corona. Por si eso fuera poco, en Europa Napoleón comenzó a hacerse fuerte y terminó invadiendo la Península Ibérica, lo que supuso la guinda final para que las colonias americanas establecieran las juntas de gobierno que, a los pocos años, resultarían en múltiples guerras y, como resultado, la independencia de las colonias americanas de España4.
La formación de la Gran Colombia
Francisco de Miranda fue una de las figuras más importantes de finales del siglo XVIII. De la mano del ejército español, estuvo combatiendo en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos y, una vez desertó, viajó por toda Europa durante cinco años, hasta que en 1791 se asentó en Francia, donde luchó como general, y más tarde mariscal, del ejército revolucionario.
Las ideas revolucionarias a las que estuvo expuesto durante sus viajes por el mundo fueron clave para concebir la idea de Colombeia (o Colombia)5. Este proyecto vislumbraba una federación republicana que agruparía todas las naciones americanas independizadas del Imperio español, al más puro estilo de los Estados Unidos de América. Su territorio se extendería desde el Misisipi hasta el Cabo de Hornos, con capital en Panamá.
Las ideas eran revolucionarias, pero como muchas de las revoluciones de la época, buscaba romper las cadenas de la metrópoli colonial, pero mantener los poderes regionales que ya estaban establecidos en cada región. Dado ese punto elitista, no debe sorprender que la religión oficial que planteaba para este nuevo país fuera el catolicismo.

A su regreso a su Venezuela natal, participó en la independencia de Venezuela, formando junto a Simón Bolívar parte del gobierno de la Primera República Venezolana6. Ambos estaban de acuerdo en la necesidad de unión de las nuevas naciones que estaban luchando por su independencia, por lo que Bolívar no dudó en participar en las guerras que emanciparían al resto de territorios.
Pero el primer paso hacia Colombeia tuvo lugar en 1819, en el Congreso de Angostura. Ahí se reunieron los representantes de Venezuela, Nueva Granada y Quito para discutir el futuro de las antiguas colonias. La Capitanía de Quito aún estaba luchando por su independencia contra los españoles, así que solo Venezuela y Nueva Granada firmaron la ley política que unía a ambos territorios bajo el nombre de la República de Colombia.

En 1821 se firmó la Constitución de Cúcuta y la nueva República de Colombia pasó a estar dividida en siete departamentos. En noviembre de ese mismo año, Panamá, que también había formado parte originalmente del Virreinato de Nueva Granada, también declara su independencia de España y decide unirse voluntariamente a la nueva república.
Un año más tarde, Quito terminó su particular guerra con el Imperio Español y el Cabildo de Quito optó por unirse a la recién formada república. Dos meses más tarde lo haría también Guayaquil, que había optado inicialmente por su independencia.
Con los nuevos territorios, la república optó por establecer una nueva división territorial que buscase cohesión y una delimitación fronteriza que garantizase la estabilidad del nuevo país. De este modo, en 1824 se divide el territorio en doce departamentos, cada uno de los cuales divididos en provincias y cantones que facilitasen la administración a varios niveles.

Este país marcaba un buen inicio para el proyecto de Francisco de Miranda, aunque nunca llegó más allá.
La desaparición de la Gran Colombia
En 1826 tuvo lugar en Panamá el Congreso de las Repúblicas americanas independientes. Este congreso, impulsado por Simón Bolívar, buscaba continuar avanzando con el proyecto de Colombeia de Miranda. Todos los nuevos estados independientes de Norteamérica y Sudamérica fueron convocados, con la idea de incrementar la colaboración entre los estados recién creados.

El primer problema del congreso fue la incapacidad de conseguir que todos los nuevos estados participaran en él. Las Provincias Unidas del Río de la Plata y Chile rechazaron directamente la invitación; Brasil, que inicialmente sí que había confirmado su asistencia, la canceló en el último momento; Estados Unidos y Bolivia no llegaron a tiempo, debido a problemas durante el viaje. Como resultado, únicamente se reunieron México, Centroamérica, Perú y la Gran Colombia, junto a observadores de Países Bajos y Reino Unido, con mayor interés en cualquier proyecto que pudiera minar los intereses de España en América.
A pesar de la baja participación, se discutieron varios puntos que buscaban mejorar las relaciones, aunque no fue más que una consecución de fracasos. Ningún país estaba dispuesto a disminuir los aranceles para mejorar el comercio, ya que estos impuestos eran aún una de las principales fuentes de ingresos de todos los países participantes. Tampoco hubo acuerdos fronterizos, principalmente a causa de los desacuerdos entre Perú y la Gran Colombia por Guayaquil. Ni siquiera consiguieron ponerse de acuerdo sobre un posible apoyo para que Cuba y Puerto Rico también lograran la independencia de España.
Curiosamente, el único país que obtuvo algún beneficio directo de este congreso fue el Reino Unido, que dedicó su visita para firmar acuerdos comerciales independientes con cada uno de los países que, a medio plazo, le permitió convertirse en uno de los principales socios de todos los nuevos países americanos.

Con el Congreso de Panamá también terminaron las aspiraciones de Miranda y Bolívar por crear una América federal, unida y centralizada. En 1826 apareció en Venezuela la Cosiata, un movimiento político que inicialmente buscaba luchar contra el centralismo y que Venezuela alcanzara cierta autonomía. Con los años, las tensiones no hicieron más que incrementarse, sobre todo cuando los centralistas propusieron una constitución vitalicia que fue entendida por muchos federalistas como un regreso a la monarquía.
En 1828, en un último intento, Simón Bolívar asumió el poder mediante una dictadura, lo cual únicamente añadió presión a la ya existente crisis institucional y la interminable guerra con Perú. En 1930, Bolívar se retiró del poder y Venezuela declaró su secesión. Pocos días después, el departamento del Sur también declaró su independencia, formando la nueva República del Ecuador.

La Gran Colombia se abolió definitivamente el 21 de noviembre de 1831, conformando el territorio restante el Estado de la Nueva Granada. Panamá y Colombia continuaron unidos durante más de 70 años, aunque el estado fue reorganizado en múltiples ocasiones, alternando varios periodos centralistas y federalistas. Finalmente, en 1899, se desató la Guerra de los Mil Días, que terminó por devastar el país, tanto por los más de 100.000 muertos como por el desastre económico.
Como consecuencia directa, un año después del fin de la guerra, en 1903, Panamá se separó definitivamente de Colombia. Este hecho no estuvo exento de polémica, ya que los colombianos acusaron a Estados Unidos de injerencias, fundamentados en sus intereses económicos en Panamá y la creación del Canal de Panamá que, curiosamente, comenzó su construcción tan solo un año después de que Panamá alcanzara su independencia.
Por petición popular, os dejo por aquí un botón para procrastinar, por si os pillo aburridos. Cada vez que pulséis en él, os llevará a un mapa distinto de los más de 1000 que tiene el catálogo.
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Concretamente, este atlas de Manuel María Paz.
Es cierto que, tal y como muestra este mapa, los vikingos llegaron a crear asentamientos en Norteamérica, pero apenas exploraron el territorio y nunca fueron conscientes del tamaño del lugar al que habían llegado.
Si obviamos por un momento los territorios disputados entre distintos estados y la complejidad territorial que tienen algunos países con territorios asociados que son solo parcialmente parte de ese país. Hablé de todo esto cuando planteé por aquí cuántos países hay en el mundo.
Con la excepción de Cuba y Puerto Rico, que se mantuvieron bajo control español hasta 1898.
Sí, en honor a Colón.
Hubo hasta tres Repúblicas Venezolanas entre 1811 y 1819. Estar luchando una guerra de independencia no facilita lo más mínimo una estabilidad.


