Buen martes a todos,
Este próximo viernes se celebra el Día Internacional de la Mujer. Para aportar mi pequeño granito de arena, he decidido dedicar la newsletter de hoy a un tema que lleva mucho tiempo en el tintero: las mujeres en la historia de la cartografía.
Como suele ser habitual en muchas materias, a lo largo de la historia se ha dado preferencia a las figuras de hombres, en algunos casos menospreciando la labor igualmente importante de mujeres. Pero si nos vamos a los hechos, encontramos mapas dibujados por mujeres en fechas tan tempranas como el siglo X, cuando Ende, una monja del monasterio de Tábara en Zamora, firmó como “pintora y ayudante de Dios” en el manuscrito del Beato de Girona1.
Nos podemos cuestionar en qué punto se diferencia el trabajo de un ilustrador y comienza el trabajo de un cartógrafo. Según Denis Cosgrove2, ser cartógrafo va mucho más allá que el mero hecho de ilustrar un mapa, si no que requiere un trabajo previo de conceptualización y visualización, seguido del trabajo de representación de los espacios de una forma gráfica. Con esta definición, es difícil saber si el mapamundi dibujado por Ende, que podéis observar por encima de este párrafo, es realmente un acto de cartografía. Pero siendo equitativos, esta duda aplica a cualquier ilustrador de la edad media que no acompañó su trabajo de una justificación escrita de cómo y por qué había llegado a esa visión del mundo.
Para evitar ese problema, en la entrada de hoy me voy a centrar en cartógrafas que realmente mostraron esa visión y esa intención de representar. Son solo una selección de las muchas que podéis encontrar el maravilloso libro Map Worlds: A History of Women in Cartography3, de Will C. van den Hoonaard.
Shanawdithit: los mapas de un genocidio
Shanawdithit nació en 1801, dentro de la tribu de los Beothuk, que pobló Terranova hasta comienzos del siglo XIX. Durante su adolescencia, con apenas 11 años, sirvió a un capitán inglés, el cual le enseñó a dibujar y realizar mapas. Ese aprendizaje fue clave para poder plasmar durante el resto de su vida la persecución y el exterminio a mano de los conquistadores ingleses.
En la actualidad tan solo se conservan una docena de sus mapas, pero no son mapas al uso. Lo que hizo Shanawdithit fue representar en esos mapas los eventos que poco a poco marcaron el final de su tribu. Uno de los mapas muestra cómo y dónde el ejército británico capturó a su tío, Demasduit, en marzo de 1919. Poco después, Shanawdithit ilustró otro mapa donde indicaba el lugar en el que el hijo de su tío murió apenas dos días después de su padre fuera capturado. Otro de los mapas representa los hechos, y el contexto geográfico, que llevaron al asesinato de su hermano junto al último jefe conocido de los Beothuk, Nonosabasut, quien también era su marido.
En 2023 se cumplieron 200 años de la muerte de Shanawdithit, y con ella el fin de la tribu Beothuk4 y, gracias a su gran trabajo cartográfico, aún se preserva hasta nuestros días la historia de su pueblo contado por ellos mismos. Los mapas no son exactos, pero sí que muestran con fidelidad los hitos geográficos necesarios como para que los eventos se puedan interpretar de forma adecuada. Si queréis conocer más a fondo la historia de esta fascinante cartógrafa, os recomiendo que echéis un vistazo a este maravilloso artículo que le dedicó Alanna Mitchel hace tres años.
Florence Kelley: un análisis de la clase obrera de Chicago
Florence Kelly nació en 1859 en el seno de una familia con fuertes inquietudes. Desde pequeña estuvo expuesta a unas convicciones políticas que en gran manera determinaron su futuro. A los 23 años se graduó en la Universidad de Cornwell en Económicas y, con su curriculum, no tuvo problema para conseguir un puesto como inspectora laboral en Estados Unidos. Y en ese momento fue cuando comenzó a luchar de forma activa por sus ideales, entre los que se encontraba la jornada laboral de 8 horas, la igualdad racial, la erradicación del trabajo infantil y un salario mínimo a todos los trabajadores.
Después de tener que huir de su marido, Kelly se asentó en Chicago en 1891, más concretamente en el barrio de Hull House. Allí fue donde conoció a Jane Addams y Julia Lathrop, dos activistas de los derechos sociales junto a las que se embarcó en la tarea recabar datos estadísticos detallados del barrio y compartirlos públicamente. Su trabajo, que contó con la colaboración de todos los vecinos, vio la luz en 1895 con el título Hull-House Maps and Papers5. Este estudio tuvo la peculiaridad de incluir una serie de mapas a todo color que ayudaban a establecer correlaciones importantes entre las distintas nacionalidades que poblaban el barrio y el salario del que disponía cada familia a la semana.
Kelly y sus compañeras no fueron las primeras en generar este tipo de mapas, ya lo había hecho John Snow en Londres en 1855 para luchar contra el cólera. Pero el trabajo que se llevó a cabo en Hull-House fue mucho más metódico y sentó las bases para la realización de estudios demográficos detallados para facilitar la implantación de políticas sociales mucho más efectivas.
Judith Tyner: perspectiva de género en los mapas
A diferencia de las dos mujeres anteriores, Judith Tyner no se dedicó durante su carrera profesional a la creación de mapas, sino a su estudio metódico. Tras graduarse en Geografía, pasó a dar clases e investigar en la Universidad Estatal de California, donde pronto se interesó en la cartografía persuasiva. El uso de la propaganda en los mapas es de sobra conocido6, aunque generalmente nos ceñimos al uso intencionado de mapas para afianzar una postura de cara al consumidor de ese mapa.
Tyner fue mucho más allá y dedicó gran parte de su carrera a entender cómo la ideología y los sesgos influyen inevitablemente en la producción cartográfica. Uno de los ejemplos más brillantes de Tyner son los planos urbanos y cómo representan la realidad, tal y como la entienden los autores que, por lo general, eran únicamente hombres a mediados del siglo XX. Esto lleva a que, por ejemplo, los mapas no suelan mostrar paradas de autobuses, ya que los hombres no suelen ser usuarios de este medio de transporte. De modo semejante, servicios como colegios o zonas de juegos se muestran con colores sutiles, pero los grandes centros deportivos acostumbran a aparecer con su nombre en letras grandes.
Esos sesgos con los que vivimos, de forma inevitable, afectan también a toda la obra que creamos. Esta realidad sobre la cartografía la destapó elegantemente a lo largo de toda su carrera con múltiples artículos y libros en los que trata sobre este tema. Muchas veces no es una intención real, es ignorar que existen otras realidades que también deben de ser representadas. Cuestiones como estas obligan a que la diversidad llegue a todos los ámbitos de la sociedad, para que así toda producción, incluso la cartográfica, sea de utilidad al conjunto de los ciudadanos.
Más mujeres
He elegido únicamente tres, porque personalmente me parecen ejemplos brillantes que aportaron una perspectiva única a la historia de la cartografía, cada cual en sus circunstancias y su ámbito. Pero, como no puede ser de otro modo, los ejemplos son múltiples, y cada vez más. Aquí os dejo algunas mujeres más por si queréis seguir leyendo sobre el tema:
Kira B Shingareva: los mapas planetarios.
Regina Araujo de Almeida: cartografía indígena y mapas táctiles.
Marie Tharp: los mapas de los fondos oceánicos.
Barbara Bartz Petchenik: la cartografía educativa.
Como nota final, por si alguien la echa en falta, he dejado fuera de la lista a Phyllis Pearsall intencionadamente. Muchas veces se le acredita como la primera persona en editar un callejero de Londres, o en conseguir el primer atlas completo de la ciudad. La realidad es que ella hizo un gran trabajo empresarial sobre el trabajo de muchos cartógrafos. Pearsall es sin duda una brillante mujer de negocios, pero no creo que realmente hiciera algo remarcable en el campo de la cartografía.
Toda la obra de ilustración del manuscrito del Beato de Girona, de 284 folios, está realizada en exclusiva por la monja Ende y por el monje Emeterio.
En el enlace a Google Books podéis ojear gran parte del libro para ver si realmente os merece la pena haceros con una copia.
La muerte de Shanawdithit es la última registrada en las crónicas inglesas. Puede que algún miembro de la tribu muriera más tarde, pero es poco probable.
Se puede acceder a este documento online en esta web.