Buen martes a todos,
La semana pasada decidí dejar mi cuenta personal de Twitter en stand-by1. No la he borrado, ya que quiero evitar que nadie utilice ese nick de momento, pero sí que he quitado a toda la gente a la que seguía y he borrado los últimos 2.000 tweets, de tal modo que la cuenta quede con una apariencia vacía. Ya hace dos años que coqueteo con Mastodon y Bluesky2, pero seguía usando de tanto en cuanto Twitter.
Puedo buscar muchas excusas y razones por las que seguía usando Twitter. Tenía claro que los derroteros no me gustaban, pero aún había mucha gente que únicamente podía seguir a través de esa red. Poco a poco, gente que aprecio mucho había decidido marcharse definitivamente, aunque lo que sirvió detonante para mí la semana pasada fue el anuncio de The Guardian de no seguir utilizando Twitter. La idea de dejarlo, que llevaba barruntando varios meses, terminó de cristalizar y di el paso.
Aprovechando esta decisión personal, quiero aprovechar para traeros una breve historia de Twitter3, en la que mezclaré algunos datos e información sobre el auge de las redes sociales con mis perspectivas personales. Para no salirme por completo de la temática habitual, incluiré también algún mapa, que sé que os gustan.
Internet antes de las redes sociales
Hace apenas 25 años, a finales de los 90, el uso de Internet en el mundo era bastante residual. En 1999, tan solo un 4,6 % de la población había usado Internet en los últimos tres meses, la mayoría de los cuales limitado al correo electrónico y uso en el entorno laboral. Algunos países como Suecia (41,4 %), Australia (40,8 %) o Estados Unidos (35,8 %) comenzaban a despuntar, pero más de 170 países tenían un uso de Internet muy por debajo del 10 % de la población.
Paradójicamente, el año 2000 trajo el pinchazo de la burbuja puntocom, pero también marcó una aceleración en la adopción de Internet, lo cual también repercutió en una serie de cambios en la sociedad que entonces era imposible de imaginar. El uso, que hasta aquel momento se había limitado, principalmente, al correo electrónico y el entorno laboral, comenzó a ser una forma más de consumir información. Periódicos y revistas comenzaron a establecer su versión digital, a la par que millones de personas encontraron en las páginas webs una forma de crear y divulgar contenido.
Simultáneamente, la mensajería instantánea comenzaba a encontrar un hueco entre todos esos nuevos usuarios de Internet. Inicialmente con ICQ o IRC, más tarde de la mano de las grandes empresas de Internet como Yahoo! Messenger o MSN Messenger4. En la misma línea de conversación e intercambio de información, se popularizaron las listas de correo y, posteriormente, los foros. Internet era una red que rompía la direccionalidad de la información. Ya no se trataba de un medio publicando información para su consumo por la audiencia, o de una conversación privada entre dos personas por teléfono. La tecnología permitía conversaciones grupales, e incluso que fuera posible encontrar personas con intereses semejantes en cualquier rincón del mundo.
La irrupción de las redes sociales
Hace 20 años, en 2004, Internet aumentaba de forma imparable. Su uso ya había trascendido claramente al ámbito laboral y al correo electrónico. Éramos muchos los que buscábamos en las redes P2P música, series o películas que no se había publicado en nuestro país, o los que usábamos Google a diario para buscar información que hasta ese momento no estaba disponible ni en la mejor biblioteca de nuestra ciudad.
Si en 1999 tan solo un 4,6 % de la población había usado Internet al menos una vez en los últimos tres meses, en 2004 ese número ya ascendía hasta el 14,1 %, con varios países en los que la penetración superaba el 80 %, como Suecia (83,9 %), Islandia (83,9 %) o Dinamarca (80,9 %). A los efectos, algunos países tenían a casi toda su población conectada a Internet, con todo lo que eso implicaba.
Si hasta ese momento las webs personales y los foros de discusión se centraban en el contenido, en 2004 se empiezan a popularizar páginas como Myspace, que cambian el foco hacia los perfiles personales5. No solo teníamos un espacio en el que hablar sobre nosotros y exponer nuestra vida, sino que también podíamos conectar con los perfiles de otras personas con unos intereses semejantes. Ese mismo año nace Facebook, la primera red que logra tender un puente entre el mundo físico y el mundo de Internet6. Ya no buscábamos únicamente encontrar otras personas en Internet con los mismos intereses, sino que también queríamos conectar con nuestros familiares y amigos. Llegaba una nueva forma de felicitar el cumpleaños, de compartir lo descontentos que estábamos con que fuera lunes otra vez, hablar sobre nuestra canción favorita o simplemente dar toques a otros7.
Facebook posiblemente sea la red por excelencia de aquella época, pero la competencia durante los primeros años fue feroz. En 2008, la supremacía aún era de Myspace en los países anglosajones, mientras que Hi5 triunfaba en gran parte de Latinoamérica, Orkut en Brasil o Tuenti en España. Tan solo cuatro años más tarde, Facebook ya se convertiría en la red social por excelencia, siendo la más usada en toda América, Europa, África, Oceanía y parte de Asia.
Durante este periodo, en torno al año 2004, los blogs también empiezan a explotar en popularidad. Este tipo de webs, que surgieron a finales de los años 90 como una especie de diario que permitía suscribirse a las actualizaciones, incrementan en adeptos y, además, también comienzan a focalizarse en distintos nichos, entre los que destacan los tecnológicos y los de divulgación del conocimiento. Plataformas como Blogger y WordPress, entre otras muchas, facilitaron que los internautas compartieran contenido de forma regular, mientras que comentaban en el contenido compartido con otros, creando conjuntamente una nueva forma de compartir conversar en Internet.
Twitter, una red social distinta
A finales de la década de los 2000, Internet bullía de conversación en múltiples frentes. A mí me gusta pensar que los blogs, los foros, los agregadores de noticias8 y redes sociales tipo Facebook o Myspace sentaron el caldo de cultivo que permitió a Twitter surgir en 2006 y rellenar un hueco que no sabíamos que teníamos. Inicialmente, muchos se referían a Twitter como una plataforma de microblogging, aunque con el paso de los años se popularizó la categorización dentro de las redes sociales. Desde mi punto de vista, Twitter era simplemente un bar en el que cada cual entraba a hablar de lo que le pareciera. Pero sí que había una gran diferencia: Todo el mundo podía interactuar con todo el mundo, las relaciones no eran recíprocas, por lo que uno podía seguir a gente aunque este no hiciera lo propio. Y esto sí que fue importante.
Aquel Twitter tenía poco que ver con el que conocemos ahora. No existía la capacidad de hacer retweet a un mensaje, y si querías citar el mensaje de otra persona lo tenías que hacer de forma manual9. Los mensajes estaban limitados a 140 caracteres y las respuestas no estaban ligadas a los tweets, por lo que cada cual tenía que inferir a qué mensaje se estaba respondiendo cuando alguien te mencionaba. Dicho así, para muchos de los que llegarais más tarde a Twitter, parece que era un auténtico caos, no mucho más sofisticado que sitios oscuros como 4chan. Y posiblemente fuera un caos, pero un caos organizado, en gran parte gracias a los hashtags que se idearon en esta plataforma en el año 2007.
Las dinámicas que permitía el Twitter de finales de los 2000 eran distintas. Mucha gente aprovechaba para compartir lo que publicaba en sus blogs, o las noticias interesantes que leía en uno u otro medio. No obtenías miles de likes y tu contenido no se hacía viral, pero la gente se tomaba tiempo para leer el artículo que hubieras compartido. Había otros usuarios que utilizaban la plataforma para compartir chistes cortos (menos de 140 caracteres) y muchos otros comenzaban a juguetear con los memes, aunque siendo francos, la mayoría de los memes se fraguaban en Tumblr, ya que el Twitter de aquellos años no permitía incrustar imágenes tampoco.
Los cambios fueron progresivos, pero poco a poco la red fue convirtiéndose en algo distinto.
El concepto de retweet cambió, y permitió dar más visibilidad a las cuentas que realmente publicaban el contenido (sin necesidad del popular “RT @UnUsuarioRandom:”)
En 2012 se introdujo la posibilidad de incrustar imágenes en los tweets de forma nativa, lo que facilitaba que mucho del contenido que se fraguaba en otras redes como Tumblr se quedara en Twitter sin que los usuarios se marcharan.
En 2014 llegaron los GIFs. Sí, gente, hasta 2014 no se podía responder con un GIF en Twitter.
En 2015 se introdujeron las respuestas a los tweets, de tal modo que la conversación quedaba encapsulada y todo dejaba de ser menos caótico.
En 2017 se alargó el tamaño de los tweets de 140 caracteres a 280, eliminando la necesidad de síntesis con la que había nacido la red.
También en 2017 se introdujo la posibilidad de crear hilos, de tal modo que podías tener múltiples tweets sucesivos de 280 caracteres para contar una historia más larga.
La mayoría de los cambios fueron bienvenidos por la comunidad. Hacían la web mucho más utilizable, pero a las dinámicas comenzaron a cambiar de forma sutil. Una web que hasta entonces había servido como plataforma para promocionar contenido interesante en otras redes, cada vez estaba más cerrada. La gente comenzó a preferir continuar haciendo scroll, disfrutando de imágenes, hilos y conversaciones, en vez de visitar los blogs, diarios u otras plataformas de imágenes. Esto, de algún modo, también cambió la dinámica de muchos creadores que optaron por crear contenido directamente en Twitter en vez de hacerlo en sus propias plataformas, para aprovecharse de esa visibilidad que les otorgaba la red social.
Twitter, la caída al pozo
En 2018 Twitter tenía la sartén por el mango. El número de usuarios de este servicio estaba muy lejos de los de redes sociales al uso como Instagram o Facebook, pero gozaba una gran presencia de figuras políticas, activistas, artistas, escritores o deportistas. Cada vez más declaraciones aparecían por primera vez en la cuenta personal de gente en Twitter en vez de mediante declaraciones en una rueda de prensa. La comunicación se volvió más directa y, así, Twitter en una plataforma con un gran potencial.
Fue precisamente en ese año cuando llegó el gran giro de Twitter que dinamitaría por completo las dinámicas de la aplicación hasta aquel momento. Hasta aquel año, el timeline de Twitter, donde se veían los mensajes de los usuarios a los que seguías, había sido siempre cronológica. Es cierto que en el año 2016 se había incluido una funcionalidad que permitía ver qué era lo más popular que se había publicado en tu red desde la última vez que habías entrado, pero en 2018 eso cristalizó en el archifamoso algoritmo. Se introdujo una nueva pestaña que presentaba el contenido que, según un algoritmo, podía ser de mayor interés para ti. En el año 2022, esta se convirtió en la opción por defecto, siendo así la más usada por la mayoría de los usuarios de Twitter.
Una vez más, el algoritmo vino para cambiar las dinámicas de la red. No hay que subestimar la gran cantidad de usuarios que participan en la red para nutrir su ego. De hecho, yo lo hice durante un tiempo, y creo que una gran mayoría ha pecado de lo mismo en algún momento u otro. Si querías visibilidad en la red, necesitabas jugar con las cartas que aportaba el algoritmo:
Cuántas más respuestas, retweets y likes, más fácil que tu contenido se viralice y se muestre por el algoritmo.
Al algoritmo no le gustan los enlaces externos, y menos los enlaces a competidores como Substack, por lo que los famosos hilos ganaron aún más presencia.
¿Y cuál es la mejor forma de cumplir con estos dos requisitos? Ser polémico. Cuanto más polémico sea tu contenido, más sencillo será que la gente te dé un like, te haga un retweet o te responda, ya sea para darte la razón o para llamarte de todo quitándotela. Lo bueno que tenía Twitter hasta el año 2022 es que tenía un gran equipo de moderación que, más o menos, lograba mantener el acoso y los discursos de odio bajo control. No era perfecto, ni de lejos, pero al menos permitía que la gran mayoría pudiera continuar utilizando la aplicación sin tener que sufrir de forma continua por la actitud de otros.
Y entonces llegó Elon Musk.
En abril de 2022 anunció la compra de Twitter, de la que luego se quiso retractar, aunque el contrato no le permitió hacerlo y tuvo que pagar los 44.000 millones de dólares estipulados. Musk tiene una visión del mundo que no comparto. Es un libertario que continuamente se presenta como un hombre de negocios hecho a sí mismo, cuando sabemos fehacientemente que el origen de su riqueza es mucho más oscuro, por muy brillantes que hayan sido algunos de sus negocios posteriores.
Ya que tenía Twitter, Elon Musk optó por imponer su visión del mundo en la red. De un plumazo quitó al equipo de moderación y permitió que todas las personas que habían sido suspendidas de la red volvieran y camparan a sus anchas. No es que Twitter hasta aquel momento fuera el lugar más sano y amable del mundo, pero los discursos de odio y el acoso se convirtieron rápidamente en una norma en la red.
Por supuesto, la plataforma aún permitía bloquear a todos con los que no estuvieras de acuerdo, pero la responsabilidad de limpiar el timeline continuamente caía sobre el que recibía el acoso y el odio, lo cual entiendo que no es plato de gusto para muchos. Esto ocasionó una migración inicial de usuarios a otras redes a partir de noviembre de 2022, que se ha repetido en múltiples ocasiones en los meses posteriores.
El último gran éxodo de usuarios ha tenido lugar a raíz de la victoria de Trump en las elecciones de Estados Unidos hace dos semanas. Muchos medios estadounidenses han acusado abiertamente a Twitter de moldear el discurso y facilitar que las mentiras de Trump calasen. La semana pasada, medios como The Guardian y La Vanguardia se unieron y tomaron la determinación de salir de Twitter. Esa misma estela ha sido seguida por varios escritores, periodistas o deportistas. Twitter no va a dejar de ser relevante de la noche a la mañana, ni mucho menos, pero poco a poco está dejando de ser la plaza que un día fue: aquel lugar que aunaba a figuras prominentes de la sociedad compartiendo ideas de primera mano.
¿Y ahora qué?
Lo dicho, Twitter seguirá. Habrá mucha gente a la que le siga compensando seguir presente, tanto como consumidor como creador de contenido. Si ya contabas con visibilidad, esa visibilidad se mantendrá, aunque es posible que vaya en ligero descenso con el paso de los meses. Lo que sí que recomendaría a cualquier creador de contenido es que recuperase cierto nivel de control sobre su propio contenido. Una cuenta en Twitter (o en otras redes sociales) está a merced de la red. Tu cuenta puede bloquearse mañana y todo tu trabajo y tus seguidores se perderían de un plumazo. No tiene por qué pasar, pero puede pasar.
Como he dicho al comienzo, yo ya he decidido dejar Twitter a un lado, aunque sí que seguiré con mi cuenta personal en otras redes sociales. En lo relativo a todo el contenido que creo, ya sea a través del catálogo de mapas o mediante esta newsletter, intento que sea lo más independiente de terceros posibles10.
Ahora os cuento algunas alternativas a Twitter, por si estáis buscando algo. Las alternativas están consiguiendo adeptos rápidamente, por lo que espero que Twitter sea reemplazado por un entorno mucho más atomizado, donde distintas redes cubrirán parte de lo que Twitter aportaba, sin que ninguna de ellas sea la que proporcione una solución equiparable a lo que Twitter fue hace 5 o 10 años.
Mastodon
Mastodon fue la primera opción para los exiliados de Twitter cuando Musk tomó el control y decidió desbloquear a todo el mundo y cargarse el sistema de moderación. Mastodon no es una red social al uso, sino que es un sistema distribuido de servidores que están interconectados como parte del Fediverso. Aún tiene mucha actividad, aunque su uso, desde mi perspectiva, se ha reducido a un tipo de usuarios concretos: personas con conocimientos de informática y amantes del software libre.
Como todo, tiene sus pros y sus contras. La gran ventaja que le veo es que puedes decidir tomar parte de un servidor concreto, donde se junta gente con intereses semejantes a los tuyos11, lo que facilita mantener una conversación viva sobre esos temas sin todo el ruido de una red social generalista. Del mismo modo, puedes optar por seguir a personas que se encuentran en otros servidores para configurar una experiencia única. Cada servidor tiene sus normas, con lo cual puedes decidir qué régimen de moderación buscas para estar a gusto. Hay instancias que incluso optan por bloquear completamente a usuarios o a instancias completas por el tipo de contenido que manejan.
El primer contrapunto es que no es fácil empezar. Tienes que elegir una instancia, lo que lleva tiempo, y luego buscar a otros usuarios, que no es tan sencillo como una búsqueda general, ya que estarás limitado por el servidor en el que aterrices. Aun así, hay instancias generalistas que facilitan ese comienzo, como mastodon.social. La otra gran pega es que estás a merced de la instancia en la que te registres. Tienes que estar seguro de que el administrador de la instancia cumplirá y la mantendrá viva, ya que en el momento que decida cerrarla, con ella se irá toda tu cuenta. En cualquier momento es posible migrar de una a otra instancia, pero también tiene sus limitaciones.
Si queréis más información, os recomiendo que echéis un vistazo a este artículo de Xakata.
Bluesky
Esta seguramente sea la alternativa obvia si buscas una experiencia semejante al Twitter de hace 10 años. Nació en 2019 como un proyecto de Twitter, se independizó en 2021 y en 2022 incorporó a Jack Dorsey, cofundador de Twitter, dentro de su junta directiva. Con este trasfondo, no es raro que Bluesky y Twitter tengan grandes similitudes, entre las que hay que destacar que no existe un algoritmo que determine que mostrarte, todo se presenta de forma cronológica.
En 2023 comenzó a funcionar mediante un sistema de invitaciones y en febrero de 2024 abrió el registro público, pero no ha sido hasta este mes de noviembre cuando ha visto incrementar notablemente sus usuarios activos. Entre ellos se encuentra The Guardian, que ha utilizado Bluesky como la red con la que reemplazar a Twitter como estrategia del periódico.
El registro en Bluesky es intuitivo, basta con entrar en la web directamente o utilizar alguno de los paquetes de inicio (o starter packs) creados por varios usuarios, que constan de un conjunto de usuarios a los que seguir de forma inicial y que así sea más fácil aterrizar. Aquí os dejo algunos ejemplos, por si os animáis a utilizar esta red:
Substack en español: una recopilación de algunas personas con publicación en Substack12.
Maps: una recopilación de cuentas y personas que publican contenido relacionado con mapas, cartografía y GIS.
Divulgación científica: Personas relacionadas con la plataforma de divulgación Naukas presentes en Bluesky.
Divulgación histórica: Personas dedicadas a la divulgación histórica presentes en Bluesky.
Si buscáis otras cosas, aquí os dejo un catálogo donde podéis buscar entre los más de 55.000 paquetes de inicio que ya han creado distintos usuarios.
La gran crítica que muchos están lanzando sobre Bluesky es que tiene los mismos orígenes que Twitter, por lo que puede terminar en unas dinámicas muy semejantes a las que ha adoptado Twitter, sobre todo cuando los distintos inversores fuercen a la empresa a tomar medidas para ser atractiva financieramente. Esto posiblemente suceda en algún momento, pero hasta que no suceda, yo no me preocuparía en exceso. Además, Bluesky incorpora varias medidas que mejora notablemente la experiencia frente a Twitter, como son las listas de moderación (con la que te puedes suscribir a listas para que automáticamente se te bloqueen o silencien usuarios molestos) o la capacidad de impedir que un mensaje tuyo sea citado.
Si queréis más información, os recomiendo que echéis un vistazo a este artículo de Wicho en Microsiervos.
Threads
Threads es la alternativa aportada por Meta, la compañía detrás de Facebook, WhatsApp e Instagram. En este caso, sí que estamos ante una respuesta directa por capturar el descontento de Twitter. Su desarrollo comenzó en enero de 2023 y fue lanzado inicialmente en junio del año pasado. Threads es una aplicación que está ligada a Instagram, lo que ha facilitado la transición de muchos usuarios que ya eran muy activos en esa red. En apenas 5 días después de su lanzamiento, Threads alcanzó los 100 millones de usuarios, lo que se puede considerar una barbaridad si lo comparamos con Mastodon o Bluesky, ambos por debajo de 20 millones de usuarios registrados en este momento.
Es cierto que tras el boom inicial, muchos usuarios no volvieron a entrar, pero los datos oficiales hablan de que hay más de 30 millones de usuarios activos. Eso sí, lo justo es entender que esta red está muy ligada a Instagram y no funciona de forma independiente: necesitas una cuenta en Instagram para poder usar Threads, y muchos de los seguidores de un lado se transmiten al otro lado.
La gran desventaja de esta red es que estamos de nuevo ante una plataforma en la que el algoritmo determina qué se presenta en tu timeline. A diferencia de Mastodon y Bluesky, aquí estamos directamente ante el mismo problema que Twitter, aunque con un sistema de moderación mucho más potente, el mismo que está detrás de Facebook e Instagram.
Si queréis más información, os recomiendo que leáis este artículo en Xakata.
Blogs y Newsletters
Esto no es una forma de sustituir Twitter, pero quería traerlo de nuevo. Ya he mencionado varias veces a lo largo de la edición de hoy que es importante mantener cierto control sobre las creaciones. Si os gusta escribir, pintar, hacer infografías, mapas o lo que sea, os recomiendo que todo ese contenido viva en algún lugar que no sea una red social. Montad vuestra propia web, o publicad vuestro contenido en blogs o a través de newsletters, cada cual con sus ventajas e inconvenientes.
Las newsletters quizá sean la mejor forma de llegar a una audiencia sin tener que preocuparse del algoritmo que rige muchas redes sociales. Permite a las personas que les interesa tu contenido suscribirse (mediante su dirección de correo) y recibirlo en su bandeja de entrada cada vez que publicáis algo. Además, existen plataformas como Substack o Beehiiv que facilitan que el contenido esté además visible en la web, de tal modo que también se pueda enlazar para distribuir por otros medios (redes sociales) y para que se pueda encontrar a través de buscadores.
Los blogs nacen con esa capacidad para estar indexados en buscadores y la facilidad de disponer de un enlace que puedes compartir, pero tienen la limitación de que la audiencia tiene que llegar a la web de algún modo. Cuando los blogs estaban en auge, los feed de lectura funcionaban muy bien, pero ahora que están de capa caída, es posible que mucha gente interesada en vuestro contenido no se meta en el blog de forma habitual, y de ese modo se pierdan muchas de las cosas que escribas.
En cualquier caso, lo importante, desde mi punto de vista, reiterando, es que el contenido viva fuera de las redes sociales. Puedes compartir luego el enlace, pero no permitas que todo dependa de la arbitrariedad de una plataforma que puede cambiar las condiciones de la noche a la mañana, tirando por tierra todo el trabajo de meses o años.
Y hasta aquí la newsletter de esta semana. Sé que me ha quedado algo más larga de lo habitual, pero tenía muchas cosas que quería contar. Espero que os haya sido interesante y no dudéis en preguntar cualquier cosa o aportar vuestro punto de vista.
La cuenta de mapas sigue de momento activa, aunque he cambiado la automatización para que únicamente incluya el título y el enlace al catálogo de mapas o a la entrada de la newsletter de la semana. La idea es dejarla totalmente automatizada e ignorada.
Quizá no tan breve. Me he puesto a escribir y me ha salido algo bastante más largo de lo habitual.
Siempre he dicho que MSN Messenger fue lo que realmente me enseñó a escribir rápido en un teclado. Mucho más que cualquier clase de mecanografía que pudiera haber dado.
SixDegrees se puede considerar la primera red social, la cual se creó en 1997. Hubo muchas después, pero ninguna tuvo un uso mayoritario y global hasta la creación de MySpace en 2003.
La primera que tiende el puente y, además, lo hace con éxito. Antes hubo otras, como la misma SixDegrees, que también habían intentado lo mismo.
Como Digg o Menéame.
Aquello de poner “RT @UnUsuarioRandom:” delante del tweet.
Aunque es MUY difícil ser totalmente aséptico de la tecnología. Confío en WordPress y Substack, pero me aseguro de guardar toda la información de forma regular por si pudiera pasar algo. Y, por supuesto, tengo control del dominio por si algo no va como espero.
Por ejemplo, la cuenta de Mastodon de mapas está en Mapstodon.space, una instancia que está totalmente dedicada a creadores y amantes de los mapas.
Si estás en Bluesky y tienes una publicación en Substack, coméntamelo para que te añada.
Siempre he pensado (y, como viejuno que soy, tengo experiencia en el mundo de internet…) que los contenidos que nos interesan deben estar siempre a buen recaudo. Confiar en «la nube» como repositorio de recuerdos es un pasaje directo al olvido en todos sus sentidos.
Hemos visto crecer, madurar y morir demasiados proyectos, demasiadas promesas, como para confiar en que haya un lugar seguro tanto para nuestras ideas como para nuestras interacciones, por eso creo que la «fisicidad» (si se me permite el neologismo) es importante, si es que no fundamental.
Por otra parte, ninguna red es perfecta. En todo caso, es tan perfecta como sus usuarios puedan constituirla, o bien sus propietarios permitan que lo sea (o una combinación de ambos factores). El dilema X vs. Bluesky que se da en estos días se ha vivido antes, si bien en otros términos (el «factor Elon» es un potente disruptor en este caso).
Me parece que hay que entender que las conversaciones fructíferas, las amistades —virtuales— relevantes y los contenidos interesantes pueden estar en cualquier sitio. (Y, por si acaso, guardad una copia en local: consejo de boomer).
Sabes lo bueno de lo que has contado, que lo hemos vivido. Que tenemos atesorado un trocito de historia digital y eso no nos lo va a quitar nadie. Personalmente Twitter para mi ha sido durante muchos años la app de referencia, incluso estuve publicando un blog especializado en apps que se alimentaban de la API de Twitter. Pero ahora todo eso es historia, nuestra historia. Muy bueno el artículo.