Buen martes a todos,
Los mapas tienen algo que consiguen cautivar con facilidad. A veces es por los datos que proporcionan, otras simplemente por su estética o por su trascendencia histórica. Durante muchos años pensé que era una cosa mía, una de esas extrañas filias que compartía con muy pocas personas. Pero Internet estaba al quite para revelarme que, en realidad, los amantes de los mapas somos multitud. La muestra más evidente de ello es cómo una de las comunidades más populares de Reddit, MapPorn, está dedicada en exclusiva a compartir mapas, con más de 4,1 millones de usuarios suscritos1.
Entre tanta gente, hay gente que destaca de forma notable. Y si tuviera que destacar a una única persona del mundo hispanohablante, no podría ser otra que Alejandro Polanco Masa2. Hace más de 18 años comenzó a rodar con su blog dedicado a la cartografía, la Cartoteca3, pero su pasión por los mapas va mucho más allá. Tiene una colección de mapas antiguos envidiables y una inquietud que le ha llevado a publicar multitud de atlas en los que recopila muchos de esos mapas que ya no están disponibles en papel.
¿Y por qué os cuento todo esto hoy? Porque hace un par de semanas lanzó su último proyecto en Kickstarter4, un nuevo atlas dedicado a los mapas de islas creados por distintos cartógrafos entre los siglos XVI y XIX. Tengo la suerte de contar con un puñado de libros publicados por Alejandro, como El arte de los mapas pintados a mano (1890) o Geografía (1880), que son una auténtica maravilla. Si os gustan los mapas antiguos, os recomiendo que echéis un vistazo al proyecto. Y bueno, también que lo hagáis pronto, porque la fecha final para apuntarse es el próximo 3 de julio.
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, voy a aprovechar la newsletter de hoy y os hablaré un poco de los islarios y algunos de los más memorables que conozco.
¿Qué es un islario?
La Real Academia Española incluye dos acepciones para el término islario. La primera se centra en el aspecto únicamente descriptivo, descripción de las islas de un área geográfica, y la segunda ahonda en el aspecto gráfico, mapa en que están representadas las islas de un área geográfica. Si bien en muchos casos se le puede poner pegas a la RAE, en este caso la definición es bastante acertada. Un islario es una recopilación de islas que se ciñe a un área geográfica, aunque en muchos casos esa área geográfica es tan amplia que engloba todo el planeta.
En el sentido más laxo, el primer islario que nos encontramos es también la obra de geografía de referencia del mundo antiguo: Geografía, escrita por Claudio Ptolomeo en el siglo II. Está claro, no es un islario per se, sino que es un libro que describe y representa de forma detallada el mundo conocido, incluyendo tierras, mares e islas. Entre esas islas, al menos 53 tienen nombre, y todas ellas se corresponden al mundo que Ptolomeo conocía: el mar Mediterráneo y Europa.
Para encontrar un islario universal y enciclopédico, nos tenemos que ir al siglo XV. De insulis et earum proprietatibus (Sobre las islas y sus propiedades)5 fue un libro publicado por Domenico Silvestri en 1406 en el que el autor intenta recopilar toda la información conocida sobre las islas del mundo. El trabajo de documentación es bárbaro, ya que consigue aglutinar de forma efectiva todas las islas que aparecen en los documentos clásicos, en los distintos tratados medievales, pero también las nuevas islas que se van descubriendo a medida que Europa comienza a conocer el resto del mundo.
El libro de Silvestri no incluye ningún mapa y se centra en el aspecto puramente enciclopédico. Las islas aparecen por orden alfabético y todas ellas van acompañadas de una descripción, mayor o menor, en función de la relevancia de la isla, y mejor o peor, dependiendo de la información de la que se disponía. Sin duda, es una obra de su época, con todos sus prejuicios y desconocimiento:
Zanzíbar es una gran isla de la India que abarca dieciséis mil estadios. Tiene unos habitantes, hombres y mujeres, repulsivos, son muy gruesos y de gran corpulencia, cuatro veces más fuertes que los demás hombres; si fuesen tan altos como requeriría su grosor parecerían gigantes, tanto por la apariencia como por las fuerzas. Engullen comida cinco veces más que los demás, tienen la boca y las orejas grandes y puntiagudas, la mirada de sus ojos es horrible, las narices respingonas se elevan hacia la frente. Las mujeres son igualmente deformes y sus manos cuatro veces más gruesas; son todos negros y andan desnudos, tapan sus vergüenzas, tienen el cabello tan embrollado y rizado que apenas es posible desenredarlo con agua. Se alimentan de carne, leche, arroz y dátiles, aplacan la sed con un brebaje hecho de especias.
Los primeros islarios ilustrados italianos
No solo los italianos publicaron islarios, pero sí que fueron los que exploraron más en profundidad este peculiar formato. Tan solo 14 años después de que Domenico Silvestri escribiera su detallada obra enciclopédica, Cristoforo Buondelmonti publicó Liber insularum Archipelagi (Libro de las islas del archipiélago). En este atlas, Buondelmonti puso sobre el papel todo su conocimiento sobre el mar Egeo. A diferencia de la obra de Silvestri, esta sí que contenía mapas. Más concretamente, 79 mapas que acababan todas las islas griegas que el autor tenía documentadas.
La obra gráfica de Buondelmonti se ceñía a una región geográfica muy pequeña, lo cual tenía sentido. Con muy pocas obras previas que detallaran la cartografía de del mundo, centrarse en una única región conocida permitía emplear el tiempo necesario para recopilar toda la información disponible y poder aportar una obra útil para la navegación y futuros cartógrafos.
En 1485, el veneciano Bartolomeo dalli Sonetti tomó la obra de Buondelmonti como referencia para crear un nuevo islario, L'Isolario, con una cartografía más fiel a la realidad para que pudiera ser utilizado por marinos y navegantes. Todos los mapas de Sonetti incluían una rosa de los vientos, para facilitar la orientación y, además, detallan los islotes cercanos a las costas, así como las zonas con aguas superficiales donde los navíos podrían encallar.
En el siglo XVI, con la llegada de los europeos al Nuevo Mundo, los islarios comenzaron a ampliar miras más allá del mar Mediterráneo. Un ejemplo de ello es el Isolario publicado por Benedetto Bordone en 1528. A lo largo de sus más de 100 mapas aparecen casi todas las islas conocidas del mar Mediterráneo, pero también muchos de los nuevos territorios recién explorados. Incluye las principales islas del Caribe, como Cuba, pero también una curiosidad muy particular: el primer mapa de Japón dibujado por un europeo.
Islario general de todas las islas del mundo
Para finalizar este breve recorrido por la historia de los islarios, me voy a quedar con el que yo considero el más importante del siglo XVI, el Islario general de todas las islas del mundo, escrito y dibujado por Alonso de Santa Cruz entre 1539 y 1560. Como su propio nombre indica, la intención de Santa Cruz en esta obra es describir cartográficamente todas las islas del mundo, según la información de la que podía disponer un sevillano a mediados del siglo XVI. Este autor, a diferencia de los que hemos visto anteriormente, tenía acceso a todos los descubrimientos de los exploradores españoles y portugueses, lo cual aportaba un valor añadido a la obra de la que carecían los italianos que le precedieron.
Los mapas de este islario, 1116, están agrupados en cuatro regiones: el Atlántico Norte, el Mediterráneo y zonas adyacentes, África y el océano Índico, y el Nuevo Mundo. A diferencia del islario de Sonetti, en el que tenía un gran peso la estética, la obra de Santa Cruz es muy funcional. Todos los mapas vienen acompañados de detalles de latitud y longitud, para que puedan localizarse en el mundo, así como una escala que permita conocer el tamaño real de las islas descritas.
En total, están descritas y nombradas 209 islas. Puede que pueda sorprendernos, pero dado que han pasado casi 500 años desde que se publicó esta obra, muchas de estas islas ya no existen. O al menos no existen como islas, ya que ninguna de ellas se ha hundido bajo el nivel del mar. Un ejemplo lo podéis ver algo más arriba, donde aparecían Cádiz y Sancti Petri como islas, a pesar de que hoy ya están unidas al resto de la Península Ibérica.
Algo semejante ocurre con las islas del río Nilo, con las que Santa Cruz se refería a un conjunto de islas que estaban situadas en la desembocadura del río africano. En la actualidad, estas islas han pasado a formar parte del gran delta del río. Si observamos el mapa con detalle, ya se podía observar como los sedimentos ya se estaban amontonando, tal y como muestran la zona punteada con la que se representan las aguas superficiales y no navegables.
Y con este detalle curioso, os dejo. Pero no os olvidéis de pasar a echar un vistazo al Islario que está preparando Alejando Polanco. Si os han gustado estos mapas y estas historias sobre islas, estoy seguro de que este proyecto os sorprenderá más aún.
El pasado 16 de abril se publicó mi primer libro, sobre la historia de la propaganda. Echad un vistazo si queréis más detalles… ¡Y corred la voz!
Y bueno, muchas gracias por la acogida. Se agradece.
La comunidad en sí tiende a compartir muchos mapas repetidos y, para mi gusto, mapas con muy poco interés. Aun así, si dedicas un tiempo a escarbar, te puedes encontrar con joyas muy chulas.
No solo por sus aportaciones o conocimiento, sino también por todos los años que lleva demostrándolo. Menciones honorables tengo muchas, pero eso quizá lo deje para otra edición de la newsletter.
Un poco antes comenzó con su otro blog, Tecnología Obsoleta, el cual también os recomiendo encarecidamente.
Para los que no conozcáis Kickstarter, se trata de una plataforma de crowdfunding que permite garantizar que se ha reunido un mínimo de dinero para asegurar la viabilidad del proyecto.
Aquí os dejo un artículo detallado sobre el libro y la traducción al español que se hizo en la Universidad de la Laguna. También os dejo aquí la traducción del libro entero, por si os veis con ganas. No os lo voy a negar: es muy curioso.
Como dato curioso, el Islario General de Santa Cruz y el Islario de Bordone contienen el mismo número de mapas: 111. No se solapan en contenido, pero no deja de ser una curiosidad.
Sin duda una maravilla. Todo lo que toca Alejandro rezuma calidad.