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Buen jueves a todos,
La semana pasada os contaba la historia detrás de las siete maravillas del mundo antiguo. Además de contar brevemente cómo terminó cada una de ellas, también hablaba de lo arbitrario de que se eligieran esas siete maravillas y no muchas de las otras posibles. En la antigüedad hubo multitud de listas, y el consenso entre ellas distaba mucho de ser absoluto.
A poca curiosidad que tengáis, os preguntaréis cuáles son las maravillas mencionadas en otras listas que no lograron entrar en el canon. Y sí, esa es la misma curiosidad que he tenido yo en múltiples ocasiones. Así que he decidido indagar en las listas que exploró Wilhelm Heinrich Roscher en 1906, así como todas las listas exploradas por Ainhoa Miguel Irureta en su tesis doctoral de 20211.
Lo primero y esencial de mencionar. Me he centrado en las listas que aparecieron en la Antigüedad o en la Edad Media. Principalmente, porque son las más cercanas al periodo al que hacen referencia, todas las listas de la Edad Moderna suelen construirse unas sobre otras y ser mucho más repetitivas.
Con eso en cuenta, las ocho maravillas que mencioné en el artículo de la semana pasada2, sí que son las que se nombran más veces cuando analizan los datos. Eso sí, no todas las maravillas por igual. Las Pirámides de Egipto3 y el Coloso de Rodas aparecen en una gran mayoría de las listas, mientras que la Estatua del Zeus de Olimpia4 y el Faro de Alejandría5 aparecen en menos de la mitad. El coliseo de Roma, también se menciona en un número significativo de listas, aunque lo he obviado porque todas las listas que lo incorporan son modernas.
Dicho eso, me voy a centrar en el resto de maravillas que se mencionan, seleccionando las siete que aparecen en más ocasiones.
La Colina Capitolina

La Colina Capitolina de Roma, la ciudad de Roma en su conjunto, o incluso en algunos casos el Coliseo, es la maravilla no canónica que más veces aparece en las fuentes clásicas y de la Edad Media. Eso sí, como es obvio, su aparición surge con el auge del Imperio Romano y el nacionalismo cultural que buscaba elevar a Roma y sus monumentos más relevantes al mismo nivel que las maravillas de lugares más lejanos. Casiodoro, un autor italiano del siglo VI, llegó a afirmar que Roma era una maravilla muy superior a cualquier otra descrita en los libros, que únicamente no había alcanzado el mismo estatus por ser posterior en el tiempo.
La construcción de los edificios de la Colina Capitolina, los más alabados en las listas de maravillas, se remontan al siglo VI a. C. Entre todas las edificaciones, destacaba el tempo dedicado a Júpiter Óptimo Máximo, así como el complejo de fortificaciones que protegía la colina. De las siete colinas fundacionales de Roma, la Capitolina era la que tenía un mayor peso religioso y político. Este conjunto arquitectónico no tuvo un único final, ya que tuvo múltiples incendios, reconstrucciones y abandonos que hicieron que se perdiera su grandeza.
Templo de Júpiter en Cícico

Cícico fue una antigua ciudad griega en la Anatolia, junto a la actual ciudad turca de Bandırma, en la costa del mar de Mármara. Allí se alzaba el Templo de Júpiter, que también se conocía como el Templo de Adriano. El templo fue uno de los más importantes de Asia Menor, construido por completo en mármol blanco y con unas dimensiones equiparables a las del Templo de Artemisa. Es posible que la única razón por la que no logró consolidarse en la lista canónica fue la elección del Templo de Artemisa, con el que tenía mucho en común.
Aun así, quizá lo más interesante de este edificio no fuera su tamaño, sino la ingeniería arquitectónica que había detrás de su construcción. Según Plinio el Viejo, el templo tenía un mecanismo construido con hilos de oro que permitía que la luz y el aire entraran en el templo a través de las uniones de los muros. Al igual que muchos edificios de la zona, sucesivos terremotos y la falta de mantenimiento terminaron por destruirlo en torno al siglo V d. C. Eso sí, tal y como muestra la imagen de más arriba, aún quedan restos de tamaño impresionante que dan fe de la grandeza del templo.
Tebas, la de las cien puertas

Con el trabajo arqueológico que se ha realizado en los últimos dos siglos en Egipto, es fácil apreciar la grandeza de esta maravilla. Tebas, la de las cien puertas6, fue la capital del Imperio Nuevo egipcio y se corresponde con lo que actualmente conocemos como Luxor, la ciudad que se construyó sobre las ruinas de Tebas. Como sucedía con Roma o con Babilonia, la fama de Tebas no se ceñía únicamente a un edificio o monumento, sino al conjunto de la ciudad, con sus múltiples templos, murallas y los memorables colosos.
En la actualidad, cualquiera que viaje a Egipto, podrá disfrutar del templo de Luxor, que se muestra en la imagen de más arriba; el templo de Karnak, con 134 columnas y múltiples obeliscos; así como la avenida de las esfinges, con más de mil esfinges a lo largo de tres kilómetros, que conecta el templo de Luxor y el templo de Karnak. Tuve la suerte de poder visitarlo hace unos años y confirmo que es uno de los lugares más increíbles en los que he estado. Y a pesar de la grandeza de sus ruinas, lo que vemos en la actualidad es tan solo una pequeña parte de lo que fue en su momento álgido.
La tumba de Ciro

Ciro II el Grande fue uno de los dirigentes más importantes de la antigüedad. No solo estableció el Imperio Aqueménida, el primer imperio persa, sino que expandió su poder desde el río Indo hasta el estrecho de los Dardanelos. Su tumba, con once metros de altura e influencias artísticas de distintos rincones de su imperio, se convirtió en un emblema del pueblo persa. Esa admiración consiguió calar en el mundo helenístico y hacerse un hueco dentro de muchas de las listas de maravillas del mundo antiguo.
El monumento funerario dedicado a Ciro el Grande se ha convertido casi a la perfección hasta la actualidad, lo que ha ayudado a mantener el mito vigente. Actualmente, se puede visitar en el yacimiento de Pasargada, a cien kilómetros de Shiraz, en el sur de Irán. La Unesco reconoció el valor del conjunto de Pasargada, declarándolo patrimonio de la humanidad en el año 2004.
Hablando de Ciro, es relevante mencionar que el Palacio de Ciro en Ecbatana también aparece en muchas listas reemplazando a los Jardines Colgantes de Babilonia. Aquel palacio se describió en repetidas ocasiones como un edificio construido con piedras de distintos colores unidas con oro. Ese lujo, que otorgó fama al palacio, no ha podido contrastarse con ningún rastro arqueológico hasta el momento.
El Teatro de Heraclea Lincestis

En el sur de Macedonia del Norte, a las afueras de Bitola, se encuentra uno de los muchos teatros construidos en la Antigua Grecia. Si se visita en la actualidad, se puede apreciar la acústica típica de un teatro helenístico de tamaño medio, sin ningún aspecto monumental que lo haga más interesante que otros. Entonces, ¿por qué formó parte de muchas listas de maravillas del mundo antiguo? Pues se lo debemos a Gregorio de Tours, quien incluyó el teatro en su lista de maravillas en el siglo VI. Ocho siglos después de su construcción.
Para justificar su inclusión, Gregorio de Tours afirmó que este teatro estaba esculpido directamente sobre la montaña, consiguiendo que todo el teatro estuviera formado con una única pieza de mármol. No solo se refería a los asientos, sino que también los muros, los arcos y las esculturas formaban parte de la misma roca. Por supuesto, nada de esto fue cierto en ningún momento, pero este ejemplo muestra lo mitificadas que están las historias detrás de muchas de estas maravillas.
El Laberinto de Egipto

De todas las maravillas que os traigo hoy, esta es de largo la que más me fascina. Se trata de una construcción datada en el 1850 a. C. que estaba ubicada junto a la pirámide de Amenemhat III, en Hawara, Egipto. Según relataba Heródoto, se trataba de un complejo de doce palacios cubiertos e interconectados entre sí, con más de tres mil estancias y múltiples patios edificados a dos niveles, uno de ellos subterráneo. Además, estaba totalmente rodeado de columnas de mármol blanco esculpidas monumentalmente. Según autores posteriores, como Plinio el Viejo, este laberinto sirvió de inspiración para la creación del Laberinto de Creta, razón por la que posiblemente ganó más popularidad en la Antigüedad Clásica.
Sí que se han encontrado restos arqueológicos de la existencia del laberinto junto a la pirámide de Amenemhat III, aunque se limitan a esculturas y columnas halladas. Se cree que esta maravilla de la antigüedad fue desmantelada progresivamente durante el periodo helenista y el periodo romano, aunque no hay consenso de cuando desapareció por completo.
Cabe destacar que, de todas las maravillas no canónicas, esta sea la que posiblemente aparezca en más listas durante la edad moderna. De hecho, la fascinación por esta maravilla no era solo mía, sino también de gente como Athanasius Kircher, quien dibujó este plano del laberinto siguiendo las descripciones de varios autores de la Antigüedad.
La Estatua de Belerofonte en Esmirna

Belerofonte fue un héroe de la mitología griega que, entre otras hazañas, consiguió matar a la Quimera y cabalgar a Pegaso. Su estatua en Esmirna7 se convirtió en la maravilla que sustituyó al Zeus de Olimpia en las listas de maravillas cuando se impuso el cristianismo en el Imperio Romano. Con esto, no solo se erradicaba el paganismo de las listas de maravillas, sino que también se incluía una referencia que podía relacionarse fácilmente con guerreros cristianos como San Jorge.
La primera mención llegó de la mano de Cosme de Jerusalén, quien la describió como una estatua de metal de Belerofonte montado sobre Pegaso en equilibrio sobre la muralla de Esmirna. Otras descripciones posteriores, como la de Beda el Venerable, fueron mucho más fantasiosas, llegando a afirmar que la estatua de hierro se mantenía suspendida en el aire sin necesidad de cadenas, gracias al gran poder de las piedras magnéticas que la rodeaban.
Esta maravilla fue tremendamente popular durante la Edad Media, pero más allá de los relatos de diferentes escritores, no se ha encontrado ninguna otra fuente antigua o registro arqueológico que haga pensar que realmente existiera algo remotamente semejante.
Epílogo: más maravillas
En las distintas listas aparecen multitud de maravillas más, algunas de las cuales seguramente os suenen a muchos de vosotros. Entre los que aún se preservan y se pueden visitar, en su lugar original o reubicado, se encuentran el Altar de Zeus de la acrópolis de Pérgamo, los Colosos de Memnón o el Teatro de Mira.
De muchos únicamente se preservan algunos restos arqueológicos o registros históricos. Ese es el caso de la Atenea Pártenos, el Santuario de Asclepio en Epidauro o el Altar de los Cuernos de Delos.
Y por supuesto, muchas de las maravillas tienen una naturaleza semejante a los Jardines de Babilonia o a la Estatua de Belerofonte, como es el caso del Arca de Noé, el Templo de Salomón o el Laberinto de Creta.
Como nota final, decíos que mañana, viernes 19 de septiembre, a las 10:30 de la mañana, estaré en Bilbao dando una charla sobre mapas, como parte del 15.º aniversario de Naukas Bilbao. Si por algún casual estáis por allí, no dudéis en saludar. Si no estáis por allí, pero estáis ociosos, también se emitirá en streaming y, tras unos días, el vídeo estará disponible en la web de la eitb, junto al resto de charlas.
Si os gusta el tema de las maravillas del mundo antiguo, la tesis doctoral de Ahinoa os va a resultar más que interesante. Podéis consultarla aquí.
Las siete clásicas junto a las murallas de Babilonia.
A veces únicamente la Pirámide de Keops, otras veces las tres grandes pirámides en conjunto.
Dejó de aparecer en las listas cuando se impuso el cristianismo en el Imperio Romano, por ser considerada una maravilla pagana.
Fue la última de las maravillas canónicas en aparecer en las listas de la Antigüedad, con Plinio el Viejo.
El apelativo “la de las cien puertas” se ha utilizado en múltiples textos para diferenciar la Tebas egipcia de la Tebas griega.
Actual Izmir, en la costa occidental de Turquía.