Buen martes a todos,
Hace unos meses os conté la historia de Cristóbal Colón y el problema de la longitud. Ahí os conté parte de la historia de aquel primer viaje y el gran problema de medir la longitud para poder cartografiar de forma detallada los territorios recién descubiertos.
Hoy, la historia vuelve a traer a Colón, pero en esta ocasión estará centrada en los mapas: los que utilizó y los que realizó durante sus viajes1. Para ello, os traigo las palabras de Arturo Rodríguez, la persona que conozco que más sabe sobre este personaje histórico2. En el aspecto más divulgativo, escribe de forma regular en El Reto Histórico, así que os recomiendo que lo echéis un vistazo cuando tengáis un rato, no defrauda.
Y sin más, os dejo con la newsletter de esta semana.
Como ocurre cada cierto tiempo, Cristóbal Colón vuelve a ocupar titulares; esta vez por razón del reciente documental emitido en TVE sobre los análisis de ADN practicados a los restos del almirante por el profesor Lorente y su equipo. No hemos venido aquí a hablar sobre el origen del nauta, sino a hablar de sus mapas, aunque el plural tal vez venga un poco grande.
Sabemos que Cristóbal Colón elaboró diversos mapas en distintos momentos gracias a la evidencia textual que de ellos hay, pero a día de hoy sólo se conserva un dibujo cartográfico del almirante, además de un mapa que tal vez se le podría atribuir, aunque de esto último no hay la menor certeza. Si a uno lo hemos llamado dibujo cartográfico en vez de mapa, es porque lo que distingue al mapa es el tener una escala o referencia métrica que permita a su observador saber los tamaños de las tierras ahí representadas, condición que no cumple el dibujo conocido como “uña de Colón”.
Este dibujo representa el norte de la isla de Santo Domingo, además de una pequeña parte de su contracosta occidental. De lo más significativo de este mapa cabe señalar la presencia del fuerte de Navidad, construido durante el primer viaje con los restos de la Santa María para alojar a una treintena de marinos mientras esperaban a una segunda expedición que los llevase de vuelta a la Península Ibérica.
Además de ese elemento, no está de más hacer notar el topónimo “la ispañola” con un característico italianismo. Por aquel entonces, España recibía en las lenguas septentrionales itálicas la denominación “Ispagna”, mientras que en italiano actual la forma adecuada es Spagna.
Aunque solamente se conserve este mapa, sabemos que hizo un mapa de las Indias, al menos en su segunda expedición, gracias a una carta remitida a los Reyes Católicos en enero de 1494. Sobre ese mapa podemos hacer una buena aproximación del aspecto que tenía en un ejercicio de cartografía reconstructiva. Lo que dice el texto de la misiva es lo siguiente:
Todas estas islas, que agora se an fallado enbio por pintura con las otras del año pasado y todo en una carta que yo conpuse, bien con harto trabajo por las grandes mis ocupaçiones del asiento que aca se faze de la villa; … Veran Vuestras Altezas la tierra d'España y Africa y, en frente dellas, todas las yslas halladas y descubiertas este viaje y el otro; las rraias que ban en largo amuestran la ystançia de oriente a oçidente, las otras questan de traves amuestran la ystancia de setentrion en ahustro. Los espacios de cada rraia significan un grado, que e contado çinquenta y seis millas y dos terçios que corresponden destas nuestras leguas de la mar, catorce leguas e un sesto; y ansi pueden contar de oçidente a oriente como de setentrion en ahustro el dicho numero de leguas, y contar con el quento del Tolomeo, que aporçiano los grados de la longitud con los del equinoçial, diziendo que tanto rresponde quatro grados equinoçiales como çinco, por paralelo de Rodas, los treinta y seis grados; ansi que cada grado questá en esta dicha carta rresponde catorze leguas y un sesto, ansi de setentrion en ahustro como de oriente en oçidente. E para que podran ver la distançia del camino ques de España al comienço o fin de las Yndias, y veran en qual distançia las unas tierras de las otras rresponden, beran en la dicha carta una rraia que pasa de setentrion en austro, ques vermeja, y pasa por çima de la ysla Ysavela sobrel tin de España, allende del qual estan las tierras descubiertas el otro viaje, y las otras de agora, de aca de la rraia, se entiende; y espero en Nuestro señor que cada año mucho abremos de acreçentar en la pintura porque descubrira continamente
El mapa que se toma de base para la reconstrucción es el conocido como “Mapa genovés” del año 1457. Ese mapa refleja bien la idea que tendría Cristóbal Colón sobre el aspecto del mundo, y es probable que el futuro almirante dispusiese de una copia del mismo. El mapa perteneció a un Centurione, como demuestra uno de los escudos que adornan la pequeña obra de arte. Conviene señalar que Colón navegó por el Atlántico hasta Porto Santo como empleado de Lodisio Centurione Scotto, a quien lega una cierta cantidad de dinero en el codicilo complementario a su testamento, conocido como Memorial de Deudas. La cantidad que le paga se corresponde con una deuda contraída por “Christoforus Columbus, cives Janue” en el año 1478, reflejada en el Documento Assereto (llamado así por su descubridor).
Este mapa sólo contiene lo que vulgarmente podríamos calificar de Viejo Mundo, pero le estaría faltando el Nuevo Mundo. Para tener una idea aproximada de cómo era el mapa de Colón, tendremos que irnos hasta Constantinopla, y consultar el famoso mapa de Piri Reis. En ese conocido mapa hay abundante texto escrito que explica las fuentes de que ha bebido el almirante y cartógrafo turco, quien nos refiere la siguiente historia:
El fallecido Gazi Kemal tenía un esclavo español. El susodicho esclavo le dijo a Kemal Reis que había ido tres veces con Colombo a esas tierras. Le dijo: "Primero alcanzamos el estrecho de Gibraltar, luego seguimos recto al sur y al oeste entre dos cuartas. Habiendo avanzado recto durante cuatro mil millas, vimos una isla, pero poco a poco el mar se volvió calmo y sin espuma." [...] Ahora estas regiones no se ocultan a nadie y son conocidas. Los nombres de los lugares y las islas marcados son los que les dio Colombo, y así son conocidas. Además, Colombo era un gran cosmógrafo. Las costas e islas de este mapa proceden de un mapa de Colombo.
De este texto sabemos que el esclavo que Piri Reis tenía un mapa procedente de un esclavo español que había viajado tres veces con Colón a las Indias, lo que nos sitúa alrededor del año 1500, poco después de la vuelta de Colón del tercer viaje, pero antes del cuarto. Gracias a las cartas de Angelo Trevisan, secretario del embajador de Venecia y amigo de Colón, resulta posible conocer que no era difícil procurarse un mapa de las Indias, cosa que Trevisan hizo con la mediación de Colón. Esto escribe Trevisan al dux Malipiero disculpándose por la tardanza: Será forzoso retrasarme unos días porque Palos, donde se hace, está distante de aquí 200 millas. Y he mandado que la hagan de compás grande para que sea más bella.
En el mapa del almirante otomano hay una gran isla de aspecto casi rectangular y orientación más o menos vertical norte-sur, que no es otra que el Zipango o Japón, elemento que sin duda estaría presente en la cartografía colombina. Además, Cuba aparece como tierra firme, igualmente coherente con la primera cartografía del almirante de las Indias.
Por último, si vemos los textos de Cristóbal Colón sobre la primera navegación, se puede observar en ellos que las latitudes que da no coinciden con las reales, sino que hay un desfase importante impropio de un marino de razonable competencia. Ese descuadre se puede ver en mapas de la época como el de Juan de la Cosa, donde la isla Española está en la misma latitud que las Canarias, cuando en realidad hay más de nueve grados de diferencia. En el caso de Colón no podemos hablar de error, sino de mala intención: si hubiera dado los números reales, el rey de Portugal jamás se habría avenido a renegociar el tratado de Alcaçovas-Toledo, y él no sería almirante, visorrey, ni gobernador de absolutamente nada.
Con todos estos elementos, podemos llegar a la conclusión que el mapa que Colón remitió a los Reyes Católicos tendría un aspecto no muy distinto de esta reconstrucción hecha por Jesús Varela Marcos, si bien los elementos decorativos son por darle una nota de color y gracejo.
Hay otros mapas de Colón, como el de Colón, en Panamá. No he podido evitar meter esta referencia irrelevante, lo siento.
Entre otras razones, porque trabajó como director adjunto de la Casa-Museo de Colón en Valladolid y escribió este interesante artículo sobre sus orígenes.
En el libro Humanos, de Tom Phillips, cuenta con bastante humor que Cristóbal Colón se equivocó con las unidades de medida en sus mapas y en los cálculos de viaje. El libro hace un paralelismo con el Mars Orbiter, que mezcló sistema imperial y sistema internacional de medidas y terminó estrellándose. Lo de Colón, lo he visto contado en webs como ésta https://www.rtve.es/television/20131125/mas-isabel-cristobal-colon-influencia-islamica-descubrimiento-america/801802.shtml
No tengo ni idea ni sé interpretar esos mapas, ¿ahí aparece de alguna manera reflejado este fallo?