Buen martes a todos,
Viajar me da la vida. Quizá sea porque lo percibo como la mejor manera que existe para entender un poco mejor el mundo. Por supuesto, depende de cómo se viaje, pero con voluntad uno se puede adentrar en otros lugares, otros países, otras culturas. A veces son simplemente las pequeñas diferencias que nos separan de los lugares más cercanos. En otras ocasiones es el auténtico choque cultural con el que nos encontramos si nos desplazamos a sitios más alejados. Siempre que viajemos con la mente abierta y ganas de aprender, la experiencia solo puede ser enriquecedora. Y, por lo general, además, muy placentera.
Esto del turismo es algo bastante moderno, al menos tal y como lo entendemos en la actualidad. Es cierto que si nos remontamos a tiempos de Grecia y Roma, nos encontramos con las memorables Siete Maravillas del mundo antiguo, que aunque despertaron el interés de muchos pensadores, los viajes para visitar aquellos monumentos estaba al alcance de muy pocos. Pero la globalización y popularización del turismo no llegó hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando gran parte del mundo comprendió que el intercambio cultural que aportan los viajes sirve como una excelente herramienta diplomática para limar asperezas y construir un mundo más pacífico.
En ese contexto es en el que en Francia vieron la luz una colección de libros dedicados a distintos países y regiones del mundo: El Mundo en Color1. Esa colección fue editada Doré Ogrizek y el séptimo volumen fue el que estaba dedicado a España. Su versión original, en francés, se publicó en 1951, pero no tardó en traducirse al español, cuya versión vio la luz en 1953. No se trata de una guía turística como las que tenemos en la actualidad, sino que ahondaba mucho más en la cultura e historia del país que se proponía visitar. Explora en profundidad el arte de España, desde Altamira hasta Goya, habla sobre sus hitos literarios más memorables y, como no podía ser de otra forma, también dedica bastantes páginas a peculiaridades culturales, como las corridas de toros y la Semana Santa.
Una de las grandezas de la obra de Ogrizek son las múltiples ilustraciones con las que acompaña a los textos. Entre todas esas páginas, como no podía ser de otra forma, también había mapas, unos fantásticos mapas turísticos ilustrados por Jacques Liozu2. Estos mapas se utilizan en las secciones de historia que el autor dedica a cada una de las regiones de España. Y a ellos voy a dedicar la newsletter de hoy.
El Corazón de España
El primero de los mapas está dedicado toda la parte de España Central, cubriendo gran parte de Castilla la Vieja y Castilla la Nueva al completo.
Es curiosa la elección de monumentos y entornos naturales que fueron realzados por Jaques Liozu al realizar este mapa. Casi todas las ciudades que son en la actualidad ciudades patrimonio de la UNESCO tienen una importante representación en este mapa. Ese es el caso de Segovia, que tiene un protagonismo especial al tener sus tres principales monumentos representados (Alcázar, Acueducto y Catedral). Sorprende el caso de Cuenca, que aparece marcada como una ciudad relevante, pero no muestra ninguno de sus puntos más representativos.
Más allá de las capitales de provincias, el mapa también aprovecha para mostrar algunos de los lugares más icónicos, como es el caso de los molinos de Quintanar de la Orden, el desfiladero del Pancorbo, Numancia o la importante industria de Puertollano. En la ilustración también aparecen rasgos culturales remarcables, como son las referencias a la trashumancia en la meseta norte, los verracos en la provincia de Ávila o Don Quijote.
España Occidental
Este mapa agrupa toda la región no costera que tiene frontera con Portugal. En su momento agrupaba las comunidades autónomas de León y Extremadura.
Como ciudades importantes, aparecen todas las capitales de provincia, dando un protagonismo especial a las catedrales de Salamanca, Zamora y León. Algunos pueblos, como es el caso de Astorga, Don Benito o Mérida, gozan de un protagonismo especial, por ser centros de población con un peso muy semejante al de las otras capitales de provincia.
En Extremadura, territorio de conquistadores, aparecen tanto Pizarro como Hernán Cortés. La importancia de la tauromaquia también está vigente en este mapa, en el que aparecen tres toreros icónicos de la época: De la Serna, Lalanda y Ortega. La ganadería y los cultivos aparecen por toda la región, así como una gran pata de jamón junto a Béjar.
El Norte Cantábrico
Aquí nos encontramos con toda la costa cantábrica, la cual incluye Galicia, Asturias, el País Vasco y Cantabria, que en aquel entonces aún formaba parte de Castilla la Vieja.
Este es el primer mapa en el que el mar es protagonista, y eso se refleja con la multitud de navíos característicos de cada región que se pueden apreciar en él. También las playas tienen protagonismo indirecto, tal y como muestran las imágenes elegidas para representar Santander y San Sebastián, posiblemente los dos destinos turísticos de playa más populares de la primera mitad del siglo XX en España. Otras capitales de provincia están representadas por su catedral, y sorprende el caso de Lugo, en el que no aparece ni rastro de su icónica muralla romana.
El ganado vacuno y porcino es protagonista de las zonas rurales de Galicia, mientras que en las zonas de montaña del resto de la cornisa cantábrica aparecen algunas de las especies animales salvajes más reconocibles de la península, como el oso, el jabalí o el corzo. La gran cultura de pescado y marisco también protagoniza algunas imágenes, como es el caso de Ribadeo.
El Norte Pirenaico
Con Navarra, Aragón y Cataluña se cobre el norte pirenaico de la Península Ibérica.
Claramente, Barcelona aún no era la Barcelona que conocemos. El autor ignora por completo a Gaudí, cuya obra todavía no había alcanzado la fama mundial de la que goza en la actualidad. El caso opuesto puede ser el de Teruel y Albarracín, las cuales aparecen con un tamaño significativo y varios de sus monumentos más icónicos.
Goya aparece correctamente ubicado en Aragón, pero incorrectamente al sur de Zaragoza, en vez de en Fuendetodos, pueblo del que era originario. La Costa Brava ya tenía gente bañándose y muchos barcos de vela surcando el Mar Mediterráneo. En las zonas rurales de interior abundan las hortalizas y las frutas, poco presentes en otras regiones.
El Levante Español
El Levante Español abarca la Comunidad Valenciana y Murcia, que antes de la reforma territorial de la democracia aún estaba formada por las provincias de Albacete y Murcia.
Valencia, además de su catedral, también tiene a una fallera realizando la ofrenda de las flores. A pesar de no ser la región más vinícola en la actualidad, en este mapa turístico el levante se alza como el territorio con más referencias a los cultivos de vid, su recolecta y su transporte.
A diferencia de otros mapas anteriores, este prácticamente carece de monumentos más allá de las capitales de provincia, con la excepción de Peñíscola y Almansa. Aún así, no faltan los bañistas de las playas o el característico turrón de Alicante (aunque el de Jijona brilla por su ausencia).
El Sur de España
Esta región se ciñe con exactitud a la comunidad autónoma de Andalucía.
De todos los mapas de Jacques Liozu, este es sin duda el que tiene más representación de personajes ilustres. Además, los tiene de todo tipo: pintores (Velázquez, Murillo, Picasso), escritores (Góngora, Herrera, Martínez de la Rosa), toreros (Manolete, Pedro Romero, Francisco Montes), políticos (Cánovas del Castillo, Narváez, Nicolás Salmerón), militares (Gonzalo de Córdoba). Tanto la Alhambra de Granada, como la Giralda de Sevilla aparecen con un tamaño más grande que el resto de monumentos, lo que realza su importancia ya en aquel momento.
El mapa de Andalucía también es en el que tiene más protagonismo la minería, ya que las montañas que rodean la región aparecen marcados los depósitos de cobre, hierro, carbón y plomo. Como no podía ser de otro modo, el aceite es protagonista en Jaén y el vino en Jerez de la Frontera. Y bueno, lo que posiblemente sea el detalle más raro también se encuentra en este mapa: un dromedario en la costa sevillana3.
Las Islas Españolas
La última región abarca las islas de España, y está ilustrada con dos mapas, uno para las Islas Baleares y otro para las Islas Canarias.
Seguramente lo más llamativo, aunque no resulte necesariamente sorprendente, es la ausencia de toda referencia a playas y bañistas en ambos archipiélagos. El turismo de masas no se comenzó a fomentar de forma sistemática hasta la década de los 60 del siglo XX, por lo que estos mapas aún no pueden reflejar esa realidad. Lo que nos queda es una muy interesante representación de qué era lo característico de ambas islas antes de que el turismo las cambiara para siempre.
Los talayots ocupan un lugar privilegiado en la isla de Menorca, sin que aparezca ningún monumento representativo de Ciudadela. En Mayorca el protagonismo está compartido entre Palma, la capital, y el castillo de Bellver. En Ibiza, el casco histórico de la capital, Dalt Vila, es lo que aparece resaltado por encima del resto.
En el caso de Canarias, casi todo el protagonismo va para su agricultura y costumbres. El plátano ocupa la parte central, con el árbol platanero de Gran Canaria, pero también con el barco que transporta plátanos. Los volcanes aparecen como montañas, sin dotarlos de ese punto tan importante para la naturaleza de las Islas Canarias.
En el Internet Archive podéis consultar gratuitamente una copia de este libro, aunque sólo la tienen en inglés: Spain and Portugal.
Además de los mapas que muestro en la newsletter, el libro también incluye un mapa detallado de Madrid y de los alrededores de Madrid. Esa es la razón por la que el mapa dedicado al Corazón de España tenga tan poco peso de Madrid.
Por curiosidad he mirado y en el siglo XX no había ni dromedarios ni camellos. Pero, para mi sorpresa, parece ser que sí que hay restos arqueológicos que muestran el uso de camellos y dromedarios en gran parte de Europa durante tiempos del Imperio Romano. Aquí más información.
Hola, sobre los dromedarios/camellos, hace años andaban a sus anchas por el Parque de Doñana en la parte que discurre por Huelva:
https://cronicasyderroteros.wordpress.com/2017/07/23/los-camellos-salvajes-de-donana/
En Zaragoza resulta curioso ver el Pilar con solo una torre construida, aún faltaban tres por hacer. Y Sijena, aún no expoliado por la Generalitat catalana