Buen martes a todos,
Este pasado fin de semana he empleado una cantidad de tiempo no confesable navegando por las profundidades de la colección fotográfica de Albert Kahn. La descubrí gracias a Cosmographia, de
, y compartí algunas de las fotografías en este hilo de Twitter por el que me consta que muchos habéis llegado hasta aquí.La colección fotográfica, conocida como Los Archivos del Planeta, fue un proyecto con el que Albert Kahn buscaba, según sus propias palabras, «fijar de una vez por todas los aspectos, las prácticas y los modos de la actividad humana cuya desaparición total no es más que una cuestión de tiempo». Desde 1908 hasta 1931, Kahn trabajó con varios fotógrafos en múltiples expediciones en las que se recorrieron 50 países y se obtuvieron más de 72.000 instantáneas a color1.
Entre todas esas fotografías, una de las más populares, y que aparece en más sitios, es esta trinchera en el departamento del Somme en 1915.
Como apuntaron algunas personas en Twitter, la batalla del Somme no comenzó hasta el 1 de julio de 1916, y esta foto fue tomada el 9 de agosto de 1915, casi un año antes. Eso me llevó a investigar y descubrí que una quinta parte de las fotografías de la colección muestran maquinaria y momentos de la Primera Guerra Mundial, en su mayoría desde la perspectiva del ejército francés. Esta fotografía, a pesar de estar etiquetada como “trinchera francesa de primera línea”, no es más que un posado para exhibir las trincheras que se estaban construyendo en el departamento del Somme, así como el material militar del ejército francés.
Los cuatro soldados de la fotografía no entraron en combate aquel día, pero muy probablemente sí que lo hicieron en los años posteriores. La Primera Guerra Mundial fue uno de los conflictos más costosos de la historia de Europa y la batalla que se libró en el Somme la más sangrienta de todas.
El frente occidental en la Primera Guerra Mundial
Cuando estalló la Gran Guerra, la humanidad no había conocido otro conflicto militar de escala semejante. Existieron enfrentamientos entre países e incluso grandes alianzas, pero en ninguno de los casos anteriores la guerra había tenido países beligerantes en todos los continentes del mundo2.
A pesar de ser un conflicto global, no hubo enfrentamientos directos en todos los continentes. América tuvo países combatientes, como Estados Unidos o Brasil, pero no tuvo lugar ninguna batalla en su territorio. En el océano Pacífico, japoneses y australianos tomaron las pequeñas colonias alemanas en la región. En Asia, en África y en Oriente Medio sí que hubo alguna batalla importante, pero la gran mayoría de las balas y cañonazos se tiraron en Europa. La Gran Guerra, a pesar de haber pasado a la historia como la Primera Guerra Mundial, en realidad fue una guerra entre potencias coloniales europeas con consecuencias para todos los habitantes del planeta.
En Europa tuvieron lugar los enfrentamientos más duros. En el frente oriental, Rusia luchó contra las Potencias Centrales en varios puntos, con el dinamismo característico de un territorio vasto y sin grandes infraestructuras. Alemania consiguió penetrar en Rusia, del mismo modo que Rusia lo hizo en el Imperio Austro-Húngaro. Los ejércitos avanzaban y retrocedían, estancándose en muy pocos puntos en combates duraderos. Hubo muchas bajas, pero gran parte de ellas fueron causa de enfermedades y la falta de recursos por los problemas logísticos de la región.
En el frente occidental la historia fue muy distinta. Después de que Alemania invadiera Luxemburgo y Bélgica en pocos meses, avanzó a través de Francia y rápidamente se estancó. A diferencia del frente oriental, aquí Alemania se topó con un territorio densamente poblado, con una gran industria e infraestructura y mucho que defender. Esto convirtió el frente en una cadena de trincheras desde el mar del Norte hasta los Alpes prácticamente continua, a lo largo del cual los alemanes se enfrentaron a británicos y franceses durante más de tres años sin que hubiera prácticamente avances por ninguna parte.
Esa falta de dinamismo concentró la guerra en pocos puntos, infligiendo una herida profunda que tardaría muchos años en curar. En algunos lugares y momentos, el enfrentamiento se encrudeció, dando lugar a tristes capítulos de la historia de Europa como la batalla de Verdún o la batalla del Somme, nuestro protagonista de hoy.
La batalla del Somme
En febrero de 1916, los alemanes comenzaron una de las ofensivas más importantes del frente occidental y atacaron el departamento de Mosa. Si bien las tropas alemanas consiguieron avanzar en los primeros días, pronto se estancaron en torno al río Mosa, al norte de Verdún. Ahí la batalla entre alemanes y franceses se enquistó, movilizando una considerable parte de los ejércitos y ocasionando un gran número de bajas.
Para liberar presión en Verdún y con el objetivo de recuperar posiciones, el ejército británico y el francés lanzaron una ofensiva más al norte, en el departamento del Somme, el 1 de julio de 1916. Tras una semana de bombardeos, el ejército británico se adentró en territorio enemigo para encontrarse con una defensa alemana que llevaba varios meses en construcción. Esto impidió que los Aliados3 pudieran avanzar a la velocidad esperada, convirtiendo el departamento del Somme en un nuevo Verdún.
Los enfrentamientos continuaron durante cuatro meses y medio, en los que las posiciones apenas cambiaron. Hubo avances por parte los Aliados, pero apenas llegaron a los 10 kilómetros en los lugares más exitosos. La guerra de trincheras alcanzó su punto más álgido durante estos meses en este lugar.
Esas trincheras poco tenían que ver con las retratadas por Albert Kahn en sus archivos. La realidad de la batalla fue el hacinamiento, la artillería bombardeando de forma continuada y tener que convivir con compañeros heridos, enfermos e incluso con sus cadáveres ante la imposibilidad de darles un enterramiento digno4. Fueron 141 días de horror en el que británicos, franceses y alemanes, defendiendo los intereses de sus gobernantes, se enfrentaron para intentar ganar esa importante batalla.
Las consecuencias de la batalla
La Primera Guerra Mundial se saldó con más de 10 millones de militares muertos en combate, más de 20 millones de soldados heridos y 13 millones de civiles asesinados. Esa pérdida se concentró en hombres jóvenes en edad de trabajar y procrear, lo que tuvo un fuerte impacto en las dinámicas de postguerra en países como Gran Bretaña o Francia.
En la batalla del Somme causaron baja5 más de un millón de soldados, 420.000 británicos, 200.000 franceses y 500.000 alemanes6. Tan solo el primer día, en el que los británicos se dieron cuenta de que no iba a ser tan fácil, más de 30.000 soldados murieron y otros 60.000 resultaron heridos.
Me consta que es muy difícil hacerse a la idea de lo que esto supone, así que quiero traeros un mapa que, cuando descubrí hace años, me resultó totalmente estremecedor. Este es el mapa que os quería presentar hoy y para el que he preparado toda la introducción anterior. Se trata de un recuento de cadáveres encontrados en el campo de batalla del Somme, realizado por el teniente coronel Arthur Albert Messer en 1918, más de un año después de terminar la batalla.
El mapa describe la región donde tuvo lugar la batalla del Somme. Todo el territorio aparece dividido en cuadrículas grandes, etiquetadas con letras, que a su vez están subdivididas en cuadrículas más pequeñas, etiquetadas con números, que también están fraccionadas en cuatro cuadrículas más pequeñas. Cada uno de esos pequeños cuadrados tiene un tamaño de 75 x 75 metros, más pequeño que el tamaño mínimo de un campo de fútbol.
Todos los números que aparecen en azul, escritos a mano por Messer, muestran el número de cuerpos hallados en cada una de las cuadrículas. Hay puntos en los que un dígito basta, pero en las proximidades del bosque de Delville el número se acerca a los 1.000. Para intentar entender con qué se encontró Messer, esto sería el equivalente a un soldado caído cada dos metros, en todas las direcciones.
A pesar de la abstracción del mapa, necesaria para plasmar la idea, no debemos olvidarnos de lo que cada uno de esos números representa. Una persona joven que abandonó su casa para luchar por una causa que, posiblemente, nunca llegó a comprender por completo. Una vida que se vio truncada, que no pudo volver a casa y formar una familia, que no logró envejecer y disfrutar de lo bueno de la vida, que ni siquiera tuvo la suerte de ser enterrado dignamente.
El Somme para los británicos y Verdún para los franceses ocupan un lugar destacado en la historia. No solo representan la pérdida, sino que son una muestra evidente de la inutilidad de la guerra. En el caso de la Primera Guerra Mundial, la naturaleza del conflicto quedó totalmente eclipsada por las consecuencias del mismo. Una gran mayoría desconoce qué fue lo que llevó a la Triple Entente y a las Potencias Centrales a ese enfrentamiento de cuatro años7, pero casi todo el mundo conoce cuáles fueron las consecuencias humanas de esa guerra.
El pasado 16 de abril se publicó mi primer libro, sobre la historia de la propaganda. Echad un vistazo si queréis más detalles… ¡Y corred la voz!
Y bueno, muchas gracias por la acogida. Se agradece.
Utilizó uno de los primeros sistemas de fotografía a color comercial: La placa autocroma de los hermanos Lumière.
El mapa no lo muestra, pero Brasil entró en la guerra en octubre de 1917.
Con Aliados me refiero a la Triple Entente, que estaba liderada por Rusia, Francia y el Imperio Británico, aunque también incluyó otras potencias menores como Bélgica o Serbia.
La batalla del Somme está documentada gráficamente de forma extensa. Las imágenes me parecen duras y no aportan mucho a lo que quiero contar hoy, pero podéis echar un vistazo en algunas colecciones como esta.
Las bajas incluyen muertos, heridos y desaparecidos.
Las cifras varían muchísimo, pero esa es la aproximación más aceptada en la actualidad.
Es fácil saberlo si se lee sobre el conflicto; sin embargo, una gran mayoría de la sociedad no entiende la naturaleza de la Primera Guerra Mundial con el nivel de detalle que conoce el conflicto ideológico de la Segunda Guerra Mundial.
Me permito (quizá un poquito extemporáneamente) recomendar la lectura del libro «El fuego», de Henri Barbusse, que retrata el tremendo horror de la Primera Guerra Mundial con una vividez extraordinaria. Más allá de los análisis sobre el conflicto, los testimonios de soldados, como el propio escritor, nos deberían hacer cavilar sobre las consecuencias (y causas…) de la guerra.
Por lo demás, me ha fascinado tu artículo, Miguel. Me atrae mucho ese periodo y el texto me ha facilitado muchísima información interesante.
Qué interesante y escalofriante artículo, Miguel. Lo impresionante de los soldados es que seguramente eran también muy jóvenes.
En el documental “They Shall Not Grow Old” (Jamás llegarán a viejos), dirigido por Peter Jackson (Amazon Prime) se cuenta que la mayoría tenía 17-19 años, y que muchos mentían (o sea, eran aún menores) para poder participar. Hoy parece impensable imaginar niños de 15-17 años matándose entre ellos.